DESDE CASA/ El joven quiere casa

ANA LYDIA VALDÉS

Los créditos entre familiares, amigos o parejas son la mejor opción para que un joven menor a 30 años pueda comprar su primera casa.  Se trata de una cifra nada despreciable, pues según el INEGI existen en México más de 29 millones de jóvenes de los cuales 706 mil 560 tienen un rango entre los 18 y 29 años.  De estos, el 36% se encuentran casados o viviendo en unión libre.

Aquellos que se independizan a temprana edad enfrentan el pago rentas muy altas que estancan su economía. La razón es simple: hay escasez y alta demanda de vivienda de alquiler en las principales ciudades del país, en donde las rentas oscilan entre los 10 mil a 30 mil pesos mensuales. Gran parte de esta oferta de casas o departamentos la encuentran lejos de sus centros de trabajo y sujetas a un escaso sistema de movilidad. En tanto, las propiedades bien ubicadas y rodeadas de servicios están por encima del millón y medio de pesos, que resultan inalcanzables para quien apenas inicia su vida laboral.

Pese a lo anterior, “sí hay manera de comprar una vivienda”, aseguró en entrevista Jesús Monreal Castillo- director nacional del Comité de Jóvenes Inmobiliarios de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI). La banca comercial otorga préstamos hipotecarios a partir de los 25 años de edad, mientras que el Infonavit consideran préstamos hipotecarios para sus derechohabientes a partir de los 21 años. Para el Fovissste es prioritario que el solicitante haya cumplido 18 meses de cotización después de haber cumplido 18 años de edad.  En tanto, el Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas (ISFAM) otorga créditos hipotecarios a partir de los cinco años de servicio militar sin importar la edad. En este sentido, la AMPI se pronunció a favor de que los jóvenes sean tomados en cuenta y que existan proyectos de vivienda y financiamientos acorde a las necesidades de quienes empiezan a construir su patrimonio.

Hacia las casas personalizadas

Las necesidades de los jóvenes buscadores de vivienda han cambiado. Ubicación, sustentabilidad, vialidades, movilidad y seguridad son requisitos no negociables que desplazan a las prioridades que se tenían antes, tales como el precio, seguido de la zona, el tamaño y la antigüedad del inmueble. A la par, llegó para quedarse la personalización de la vivienda. Los compradores jóvenes priorizan el tamaño de las habitaciones, así como la tecnología y la automatización. En materia de sustentabilidad, por ejemplo, cuestionan si baños y cocina cuentan con sistema de reciclaje de agua; ahorro de electricidad y gas o trituración de desechos.

La reja automática, los paneles solares o el juego de luces intermitentes se han convertido en requerimientos en las viviendas que el asesor inmobiliario debe tomar en cuenta para satisfacer las necesidades de los clientes más jóvenes. “Antes el cliente se adaptaba a las condiciones que ofrecía una propiedad y le hacía cambios físicos hasta personalizarla con el paso del tiempo. Hoy quieren todo incluido desde el principio”, señaló Monreal Castillo, tras reconocer que la inclusión de estas amenidades podría elevar el precio de una propiedad hasta en un 10 por ciento.  La diferencia generacional trae nuevos retos al profesional inmobiliario y nuevas tendencias en la comercialización de las propiedades a través de las plataformas digitales. “El sector es abierto, flexible e incluyente, donde cualquiera puede formar parte de AMPI Joven con el único interés de hacer negocios”, finalizó el entrevistado.

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