ANGEL CANO. Luego de que Xóchitl quitara a “su ejército” y librara a los planetarios del embotellamiento, la limusina se dirigió al aeropuerto de Nueva York, donde habrían de tomar el Jet privado de Wheeler que los regresaría a la mansión de Miami. Antes de abordar el Jet, decidieron comer juntos para conocerse mejor y definir un plan.
– Todo esto es demasiado extraño- comenzó Barkhit- si me hubieran dicho hace dos días, que viajaría a Nueva York dejando Ciudad del Cabo, no lo hubiera creído. El señor Robinson, “Wheeler”, ha sido muy amable en traerme, en su Jet privado. Yo que ni siquiera tengo pasaporte.
– Shhh, no hables tan alto- le interrumpió Linka – alguien podría escucharnos, de alguna manera hemos burlado la seguridad de los aeropuertos, no hemos pasado ningún puesto de inspección migratoria o esas cosas, supongo que porque nos movemos en avión privado.
– ¡Nancy y yo tenemos pasaporte y VISA! – intervino el niño- ya hemos viajado a otras partes del mundo con mis padres.
-Es cierto, ¿porque no viene tu niñera contigo Steve?- le preguntó Linka, quien apenas acababa de notar la ausencia de la viuda de Ma-Ti.- estaba tan confundida y absorta en mis pensamientos, que no había notado que no venía con nosotros.
– Se quedó en Miami, Linka querida- le aclaró Yi- ella quería venir, pero le pedí que no lo hiciera, supuse que una vez que Wheeler terminara sus asuntos de negocios aquí, tendríamos tiempo de reunirnos para invocar al capitán planeta, quería que fuera un momento privado y especial para el equipo, nunca esperé que Wheeler nos dejara. Yo me ofrecí a cuidarlo, y como Steve dice “entrenarlo”; hemos practicado un par de cosas con los anillos. Además, ver a Kwuame en ése estado le causó una gran impresión y mucha tristeza, pues al igual que nosotras, lo recordaba joven y fuerte.
– Supongo que ella no necesita pasaporte ni nada, vive aquí – Comentó Barkhit dirigiendo una mirada a Xóchitl, que se encontraba al otro extremo de la sala privada donde esperaban que les trajesen la comida- ¿Cuántos años tiene, 17? ¿se va a unir al equipo así nomás, no debe pedir permiso a sus padres o algo así? ¿Es menor de edad, no? ¿O aquí en América las cosas son diferentes?
– ¿Cuántos años tienes Barkhit?- le preguntó Steve- Yo tengo doce, mi nana Nancy dice que acaba de cumplir 47.
– No se llama Nancy, su nombre real es Nan-Ki. ¿Nunca te lo dijo?- le corrigió Linka- ¡vaya, 47 años ya!, cuando pasó lo de Ma- Ti, hace 29 años, en 1992, estaba casándose a la edad de 18 años. Y Ma- Ti tenía 20 años en ése entonces; si viviera, tendría 49 años. No estaría tan viejo, no creo que luciría como tú lo describes Steve.
– Pues a mí me parece muy viejito, tiene el cabello muy blanco- remató Steve, lo cual produjo en Yi una extraña reacción.
– ¡Pues yo tengo 57 años, soy la más vieja del grupo! – exclamó, si el niño veía a Ma- Ti, como un anciano, ¿cómo la percibiría a ella? Aunque estaba consciente de su edad y no la negaba, no había caído en la cuenta de a los ojos de un niño de doce años, luciría como una abuelita- cuando Gaia me eligió, en 1985, tenía 21 años. Kwuame, según sé, es un año menor que yo. Y si mal no recuerdo Linka, te llevo 3 años.
– Yo tengo 53, así que en realidad me llevas 4 años- aclaró Linka.
– Pues yo tengo 21, que era la pregunta inicial que hacía Steve. Oficialmente son mayor de edad en todo el mundo. ¿De verdad tienes 12, niño?¿que no hay un límite de edad para éste grupo? Digo, si pueden matarnos como le pasó a ése tal Ma- Ti, no deberíamos exponer a tal peligro a los menores, ¿cierto?
– ¿Hablando de menores, que pasará con tu hija y con tu esposa? ¿Qué vas a hacer para mantenerlas?¿ Y si te pasa lo que a Ma-Ti?- Le cuestionó Linka
– El señor Robinson dijo que nos conseguiría VISA a todos y como parte de su ofrecimiento de “patrocinar nuestras misiones”, me prometió que le daría empleo a mi esposa en su mansión de Miami y prometió que podrían vivir ahí, como algunos de sus empleados, con éso ellas estarían seguras, nada les faltará.
-Así como a mi nana, Nancy, bueno, Nan-Ki- concluyó Steve.
Finalmente Xóchitl concluyó su llamada y se acercó al grupo:
– Hola, ¿de qué hablan, eh?
– Nos estamos conociendo, ¿Qué edad tienes linda?- le cuestionó Yi, tan jovial y gentil como siempre- Quieres unirte a nuestro equipo pero no sabemos exactamente que hacer contigo, ¿tienes pasaporte, permiso de tus padres y ésas cosas? Solo pequeñas formalidades, tu sabes…
– Tengo 19 años, en mi país, México, soy mayor de edad y puedo viajar por todo el mundo, tengo todos mis documentos en regla. Aunque he vivido la mitad de mi vida en los Estados Unidos, legalmente, solo soy considerada RESIDENTE de éste país y algunas de sus reglas no aplican para mi. Y si, técnicamente mis padres me han dado permiso de participar en esto, pero quieren conocerlos, llegarán en una hora con mi equipaje. Saben que cuando algo me entusiasma, no lo dejo.
– Ok, con ésa información me basta- concluyó Yi- que haremos en ésta “ hora libre”
– Pues comer, ¿no?. ¡A eso venimos!. Ya después volaremos a Miami y, ¿Qué les parece si comenzamos a ensayar eso de invocar al Capitán planeta?- fue lo último que dijo el niño antes de tomar su hamburguesa, que finalmente había llegado, junto con el resto de los platillos solicitados.
Definitivamente era un festín especial, patrocinado por “el señor Wheeler”, nada que ver con los tiempos en que comían lo que fuese, incluyendo serpientes. Aunque no era como lo había esperado Yi, si era un gran momento para el equipo, con viejos y nuevos elementos.
Continuará…