BOTELLA AL MAR/ Narrativa Única

MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Queridas y queridos lectores, les platico que el pasado martes 13 de diciembre, expuse una master class sobre periodismo, feminismo y activismo, invitada por mis queridas amigas Kika Fumero, directora del Instituto de Igualdad de Islas Canarias, María Martín Barranco, directora de EVEFEM, primera escuela virtual de empoderamiento feminista y con la coordinación de Sonnia Chía, de la Universidad de La Laguna, Canarias.

Ahí insistí en la necesidad de acabar con la narrativa única, qué en el caso de la violencia machista contra las mujeres, no sólo revictimiza, también la oculta y se convierte en insufrible impunidad.

También hacía énfasis en la necesidad de que las y los periodistas se involucren más en la ya urgente necesidad de cambiar la narrativa patriarcal que responsabiliza a las mujeres de la violencia sufrida, justifica a los hombres y normaliza este flagelo que provoca 11 asesinatos de mexicanas al día.

Señalaba entonces, que precisamente esta guerra no declarada contra nosotras en México, hace necesario que las y los trabajadores de los medios de comunicación, apliquen la perspectiva de género en cada una de sus actividades y ramas.

Es necesario para ello, redefinir qué es la tan cacareada “objetividad” que se exige, cuando realmente la objetividad es la imposición de la subjetividad patriarcal.

Richard Kapuscinski dijo al respecto “No creo en el periodismo que se llama a sí mismo impasible, tampoco en la objetividad, en su sentido formal. El periodista, la periodista, no puede ser un testigo impasible, debe tener eso que en psicología se llama empatía. Algunos no se sienten vinculados o comprometidos, o les parece que el periodismo es una vida muy peligrosa. Por eso el llamado periodismo objetivo, desapasionado, no puede existir en situaciones de conflicto”

Queridas, queridos y resulta que, en México estamos viviendo una situación muy conflictiva ante la violencia machista contra mujeres, adolescentes y niñas.

Cuando a las y los participantes en la master class, estudiantes de periodismo, maestras de periodismo y periodistas, les di ejemplos recientes de los casos más mediatizados de violencia machista, expresaron estupor ante ello.

Pero cuando les mostré cabezas de diarios, notas y fotografías publicadas en los medios mexicanos sobre feminicidios, se fueron de espaldas.

Resulta que en México todos los feminicidas son buenas personas, buenos vecinos y muy tranquilos, al menos eso se deduce del relato único que se maneja en la mayoría de la prensa mexicana.

No es posible que las y los periodistas sigan insistiendo en acudir a las mismas fuentes de siempre, la policía, los vecinos, el entorno del feminicida, para nutrir su información.

En consecuencia, hemos tenido ocho columnas memorables, ridículas e increíbles en el diarismo mexicano. Echo mano de dos perlas al respecto, pero haciendo notar que la Organización Editorial Mexicana, que edita los “Soles” en el país y quienes la dirigen, decidieron cambiar diametralmente su manera de informar los hechos de violencia machista y de presentar la información en general.

Cuando llegué a vivir a Pachuca hace 32 años, el diario El Sol de Hidalgo, siempre abría portada a ocho columnas con información de nota roja. Estas ocho columnas son de esa época.

¡Mujer se suicida de siete puñaladas en el vientre! Y no hubo entonces, quién desdijera esta información. Pregunten a un médico, médica, cuántas puñaladas se puede dar una persona a sí misma. La fuente informativa fue el marido de la mujer.

¡Joven mujer cae de un auto en marcha!, en esta también fue la pareja la que dio la información a la policía y de ahí la tomaron las y los periodistas.

¡Por esto es tan importante echar mano del sentido común, cambiar las fuentes de información y ser más empáticas y empáticos con las víctimas y sus familias a fin de evitar la narrativa única, la narrativa patriarcal!

Ayer domingo, el diario El País, en su edición de “Americanas” dio algunas claves formuladas por Isabel Valdés para cubrir la violencia machista, aquí van algunas: Titulamos por el asesino, nunca por la mujer que ha sido asesinada. El foco ha de estar en el agresor y no en la víctima.

Si al conocer el asesinato ya sabemos que el agresor ha sido detenido o ha pasado a disposición judicial, lo llevamos al titular, para poner de relevancia las consecuencias sobre el crimen.

Cuando el caso aún no ha sido confirmado, usamos fórmulas como “la policía investiga el asesinato de una mujer como violencia machista” o, si hubo detención, pero hay circunstancias sin aclarar, “la policía detiene a un hombre en relación con la muerte de su pareja/expareja”.

En caso en los que la edad o las circunstancias del asesinato son excepcionales, también podemos llevarlas al titular. Refleja cómo la violencia machista se extiende en todos los grupos etarios, la geografía o los contextos sociales.

También hay sugerencias en torno al subtítulo, el cuerpo de la nota y las imágenes, busquen el artículo de El País, no tiene desperdicio.

A pesar de todos los esfuerzos que se han hecho para capacitar en género y periodismo, género y comunicación, mi querida Sara Lovera es pionera en estos asesoramientos, lo cierto es que, a la mayoría de los medios de comunicación, les importa un rábano el tratamiento que dan a la violencia machista, lo que da como resultado la imposición de la narrativa patriarcal.

¡Es hora de cambiar!

[email protected]

www.entresemana.mx

Check Also

BOTELLA AL MAR/ Julia (II)

MARTA CANSECO GONZÁLEZ SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. Hola queridas y queridos lectores, continúo platicando con ustedes …