CARLOS POZOS SOTO
Justo hoy, martes 1 de agosto, estamos a 31 días del Quinto Informe de Gobierno del presidente de todos los Mexicanos, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, en donde el pueblo es tomado en cuenta y ese pueblo, -aun sin haber estudiado ciencia política, aun sin ser dirigente u orador de partidos políticos- sabe perfectamente que la solución de todos sus problemas estuvo en su sabia decisión de darle el voto a la auténtica representación de pueblo, a AMLO, que tiene el encargo de administrar los dineros del pueblo, desterrando la corrupción. Y por ello le dice su pueblo: “¡Es un honor estar con Obrador!”.
El pueblo sabe que AMLO es un hombre que trabaja de lunes a domingo, de 4 a.m. hasta altas horas de la noche, sin vacaciones, sin descanso, en tratar de resolver entuertos heredados del pasado.
Que no se olvide que ha trabajado en un programa político para alcanzar una mejor democracia; que no se olvide que ha trabajado para tener un mejor salario; que no se olvide que ha trabajado para tener una mejor paridad del peso ante el dólar estadunidense; que no se olvide que ha trabajado para ser el país con uno de los índices de menor desempleo en el mundo.
El presidente AMLO ha trabajado como nadie en darle fertilizante a los campesinos y tratar de resolver el angustioso problema del campo; que no se olvide que ha trabajado para dignificar a los maestros y profesores y dotarlos de nuevos libros de texto para resolver el problema educativo.
El Jefe del Ejecutivo Federal ha trabajado para cumplir su palabra empeñada con las 100 promesas comprometidas al arranque de su administración. El gobierno que se instaló el 1o. de diciembre de 2018 se propuso una reestructuración drástica de la economía y de la sociedad mexicana y lo está logrando. Y ahí están los datos, que son aún incompatibles con la democracia mexicana.
Las élites del poder promovieron una política de claudicación y de desmantelamiento de las instituciones que la Revolución Mexicana había edificado, para impulsar la privatización y someter a nuestras fuerzas productivas, y mantener así las desigualdades y perder la soberanía de nuestras decisiones.
Por más de 107 años los gobiernos neoporfiristas trabajaron para liquidar la economía pública, en vez de mejorar su eficiencia y adaptarla a los tiempos nuevos. Criticaron el estado social y lo demolieron y condenaron, exaltando siembre en los medios de manipulación que las empresas de estado eran lo peor. En en los gobiernos priistas y panistas se dio el autoritarismo y la manipulación, mientras se abandonaba la búsqueda de la justicia y de la independencia que le daban sentido.
Del pretérito, podemos ver que estuvo determinado por el acceso al poder de una tecnoburocracia cuya visión del país era servil y coincidente con la de los centros financieros internacionales, llámense FMI, OEA, Banco Mundial u otros organismos que dictaban las reglas del juego a los mexicanos.
Todos sus actos estuvieron dirigidos al mismo propósito: desnacionalizar la economía e integrarla a una nueva estructura hegemónica; convertirnos en país súbdito de los organismos internacionales financieros y económicos: FMI, OEA y el Banco Mundial.
Recordemos, amigos, cómo esos gobiernos neoliberales decidieron -al margen de la ley y sin consultar a la representación nacional- desregular actividades sociales básicas y trasladar a los particulares algunas de las ramas más dinámicas de la economía, como las telecomunicaciones, la aeronavegación, la petroquímica y la red de abasto popular.
Se vendieron por la trastienda, sin importar que sus controles pasaran a manos extranjeras y sin informar a nadie sobre las razones, el monto, los términos y los destinatarios de las operaciones.
No me lo van a creer, pero pretendían vender Petróleos Mexicanos, la Secretaría de Relaciones Exteriores y, un día no lejano, el Palacio Nacional.
Hoy, con el trabajo del presidente Andrés Manuel López Obrador, se frenó la desintegración del Estado, y hay un equilibrio de las finanzas públicas, que obedece primordialmente a una política de no endeudamiento y buen manejo de la deuda externa.
Sin duda, amigos, el Estado puede y debe atender los servicios públicos y a la vez promover la infraestructura, y ahí están las muestras de ello: el AIFA, la refinería Olmeca, el Tren Maya y el Corredor Interoceánico, entre otras obras.
El Presidente AMLO, con su trabajo diario, escogió el camino de la soberanía; abrió como nunca los espacios a la libertad de expresión y de prensa de los voceros del conservadurismo. Atrás quedó el peligro de convertirse en un país con incompetencias irreversibles, condenado al empleo informal, a la servidumbre y a la pobreza.
También sin duda nuestro país demanda una transformación con continuidad de la Cuarta Transformación, para que las relaciones sociales sean armónicas, donde los distintos grupos e individuos se vinculen más libremente, pongan en movimiento sus potencialidades, encaucen su capacidad productiva, hagan valer sus derechos y asuman plenamente sus responsabilidades.
Los electores decidieron el 2 de julio de 2018 recuperar el derecho a conducir los asuntos públicos; votaron por la abolición del sistema de partido del Estado y por el cambio hacia una transformación con cambio. México es un pueblo de pie, con sus trabajadores, sus jóvenes, sus mujeres, campesinos, indígenas, clase media, empresarios, soldados y marinos, que habrán de consumar pronto una de las grandes revoluciones de nuestra historia, sin violencia: la Cuarta Transformación de México, gracias al ejemplo del trabajo de un hombre de Tepetitán, Tabasco. Y, como siempre, ustedes tienen la mejor repuesta a la pregunta: ¿Ha cumplido su palabra empeñada el Presidente de México?… Amigos, hasta aquí con Los Pozos de Carlos Pozos. Y si desean que le haga su pregunta al Presidente de México en la conferencia de prensa “mañanera”, por favor háganmela llegar al correo: lordmolecularedacció[email protected]; vía Twitter a: @lordmoleculaoficial, o bien, visiten nuestro portal https://www.lordmoleculaoficial.com/ así como también pueden ver mi Canal Lord Molécula Oficial.