JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ
Buena parte de los accidentes y malos tratos a los perros son responsabilidad de sus propietarios. No tenerlos con correa puesta implica una serie de accidentes que pueden evitarse y no sólo es una protección para el canino sino para la población alrededor.
La mayoría de la gente justifica este descuido con el hecho de que están educados y que gastaron varios miles de pesos en su adiestramiento; sin embargo, esta capacitación no implica cancelar el instinto, que sin deberla ni temerla, sienten ser agredidos y agreden, aunque la intención a su alrededor no sea esa.
Así ha sucedido muchas veces siendo las principales víctimas los niños. Así sucedió en el Parque Respocan, en la alcaldía Coyoacán, donde un perro, supuestamente educado, mordió a un niño de ocho años en un brazo. El perro no traía puesta su correa y terminó por morderlo, aunque el perro tenía todas las vacunas al corriente, el susto y la herida debieron significar una huella importante en el menor, que puede reproducir temor a los animales o motivo de agresión.
Las alcaldías en manos del PAN son especialmente indiferentes a estos caos; de hecho, en esa ocasión, el llamado a la policía no sirvió de nada, porque no llegó luego de tres llamadas de la familia del afectado.
La falta de conocimientos sobre el comportamiento humano de los panistas les obliga a desconocer que quien le pega a un perro luego seguirá un ser humano, principalmente un niño, porque son personas que tienden a agredir a los seres indefensos. Es por ello que el maltrato animal debe ser sancionado con mayor severidad no solo por castigar el hecho consumado y que muchas veces no tiene remedio, sino para prevenir, en el futuro, males mayores.
Los policías del país no están preparados para sancionar a los propietarios de los perros sin correa, los ven libres y pasan como si nada en busca de delitos mayores que les permitan lucirse ante sus jefes como defensores de la seguridad de los habitantes, cuando castigar a los dueños de los perros sin correa implica la seguridad de los seres humanos.
Debería haber estímulos para los policías que sancionen estas conductas y castigos para los uniformados que hagan caso omiso de estas situaciones. Es decir, se trata de una campaña que debe tener varios frentes para ubicar y prevenir el maltrato animal, porque con ello se evita el maltrato entre seres humanos.
Los legisladores deben endurecer las sanciones para quienes agreden a los canes, con o sin dueño. Nunca serán suficientes las marchas en pro de los derechos de los animales. La marcha que se realizó en la Ciudad de México y otras como Puebla representan la voz de quienes no pueden expresar su sufrimiento ni señalar a sus verdugos, ni defenderse.
“Si no te gustan los animales, está bien, pero por favor no los toques”, es una de las frases que se impuso en la marcha de la capital.
Aquí el problema no se limita a los perros sino al resto de los animales maltratados a veces por placer y en nombre de la tradición o el espectáculo como es el caso de las corridas de toros o las peleas de gallos. Deben castigarse, no sólo prohibirse para proteger a todos los animales.
Difundir a los verdugos de los animales debe ser un delito castigado por separado, porque en los últimos casos ha habido personas, principalmente adolescentes, con ganas de ser famosos cinco minutos, que exhiben a través de las redes, maltrato a sus mascotas o a cualquier animal, sólo se castiga el hecho pero no su difusión.
No hay instancia del gobierno que pueda estar al margen de la protección de los animales, porque marca el principio de otras agresiones.
Twitter: @Josangasa3