“Los dichos injuriosos parece que nacen de sobrado rencor y sobrada malicia.” Plutarco.
JORGE LUIS FALCÓN ARÉVALO* (Guerrero). Como jefe de Estado, Andrés Manuel López Obrador, debe unir, conciliar, sumar y fortalecer la ciudadanía; pero lo que realiza y ejecuta es lo opuesto.
En su «moral» predomina la ética de amenazar, coaccionar, extorsionar, chantajear, ofender hasta a sus propios seguidores, traicionar y destruir.
En vez de respetar la voluntad de una sociedad consciente y honorable de la ley. Da la violenta e inquisitiva indicación de que la banda de vendedores ambulantes (del gremio de Citlali Hernández y Dolores Padierna) e infractores de la ley, incluyendo adultos de la tercera edad, reincidan en ocupar e invadir el edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
¡El Estado soy yo!, retumba el mensaje a mexicanas y mexicanos, en todas las latitudes del país. Para que sepan que el espíritu de Napoleón y el tirano Atila, pervive en El Peje, hoy lagarto.
López Obrador no olvida su vocación de ser un sedicioso alterador y desordenador del orden público. Solo recuerden como las más altas autoridades de países como Perú y Bolivia, le han recriminado su impertinente intromisión en asuntos de Estado, violando flagrantemente leyes, reglamentos y Tratados internacionales.
Un agitador que para ello cuenta con grupos adoctrinados. Lo mismo ruines politicastros y pseudo periodistas que pregonan y repiten sus diatribas, insultos y denostaciones. Huecos del cerebro y pírricos alcances intelectuales. ¿La mediocridad se enseñorea en México? No, no lo podemos permitir quienes tenemos una visión de vida, de libertad y respeto a la humanidad.
No a un Gengis Khan, que usa discrecionalmente los dineros de los ciudadanos en sus caprichos, sus fantasías u humoradas. México es de los y las mexicanas bien nacidos, cuyos padres se esforzaron por dar y ofrecer una mejor calidad de vida e instrucción académica.
@GradoCero_Gro