JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ. En realidad, poco caso tiene contar con un Poder Legislativo elegido popularmente si tenemos una Poder Judicial, cuyos miembros son escogidos por dedazo, que tira todo lo que aprueban los legisladores.
Aquí la supuesta autonomía y división de poderes se convierte en una Inquisición que condena la democracia, cuya práctica se coloca en la ilegalidad y la injusticia. Ejemplos hay muchos y pueden verse en los medios las decisiones caprichosas de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, quienes ya parecen partido político de oposición al echar abajo toda decisión aprobación, sugerencia o iniciativa del partido en el poder.
La suciedad evidente como se manejan los ministros para convertirse en dique de contención de las decisiones de la 4T, su manera de interpretar las leyes, exige un alto definitivo a sus triquiñuelas que van desde descongelar las cuentas de la esposa de un narcotraficante hasta otorgar amparo a delincuentes comunes disfrazados de funcionarios públicos al estilo del gánster Francisco García Cabeza de Vaca.
No hay diferencias políticas ni legislativas ni judiciales con partidos como el PAN, o el PRI. Sus intenciones respecto a los casos que recibe la Corte son iguales, ni siquiera similares, son las mismas, y pareciera que reviven línea de una oposición que no puede competir en las urnas pero compra alquila o convence a los ministros para que apoye sus denuncias.
Los miembros de la Suprema Corte iniciaron el pleito con el actual gobierno por una razón muy evidente, no querían ganar menos salario que el presidente, aunque su principal entrada de dinero no se ubique precisamente en el sueldo sino en otro tipo de ingresos, como resulta evidente según la manera de vivir de todos ellos.
MINISTROS DELINCUENTES
Hay para quienes las agresiones al bolsillo son más graves que una mentada de madre y así lo mostraron los ministros que no sólo se defendieron legalmente contra la disposición del Presidente sino que lo tomaron como el enemigo a vencer ante el peligro de que se adoptaran medidas más severas contra sus privilegios.
Ante este panorama los ministros adoptaron la misma estrategia que los delincuentes políticos, hablar mal del gobierno a diestra y siniestra, más siniestra que derecha, para que a la hora de que la averiguación previa amenazara con terminar con su impunidad argumentaran falsamente, persecución política.
Se dice que la justicia se politizó cuando en realidad lo que se logró fue colocar a los privilegiados en un bando y quienes se los quiere quitar del otro. En una lucha muy similar a las tres transformaciones anteriores y con rasgos similares a las Leyes de Reforma.
Quienes ven en peligro sus privilegios se unen, coinciden, comulgan en tener y mantener un enemigo común que se llama Andrés Manuel López Obrador, pero a la hora de ir más allá en la labor política, social, económica, cultura, ya no pueden aportar anda, absolutamente nada.
Así los ministros dela corte, los medios, el clero, la derecha se reúne para tratar de desarticular la propuesta de una transformación que se autoriza con muchos trabajos en el Legislativo y se desecha en el Judicial.
Mayor expresión de conservadurismo arcaico no puede mostrar quienes dicen controlar la Constitución, libro que quieren ver como de su autoría, y que deberían, buena parte de los ministros, estar en la cárcel. No sólo por ser antidemocráticos y guardianes de sus intereses sobre los de la población sino por rateros.
Twitter: @Josangasa3