JOSÉ ANTONIO ASPIROS VILLAGÓMEZ. Nuestras relaciones diplomáticas con España se reanudaron hace 45 años -el 28-III-77- tras la muerte del dictador ibérico Francisco Franco y con el nombramiento del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz como el primer embajador, en un país con el que el gobierno de México ha tenido en el actual sexenio malos momentos y hasta una “pausa” anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que, dio a entender, durará hasta el final de su mandato.
Como ocurrió con Cuba en el foxismo por el mal manejado “comes y te vas” dicho (de otra manera) nada menos que a Fidel Castro, y con el presidente de Francia Nicolas Sarkozy en el calderonismo, por la detención de Florence Cassez en un caso lleno de irregularidades.
No obstante esos baches, un nuevo embajador mexicano también apellidado Ordaz -Quirino Ordaz Coppel, ex gobernador priista de Sinaloa-, entregó el pasado 6 de junio sus cartas credenciales al rey Felipe VI en medio de un protocolo pomposo.
Ya son lejanos los tiempos de la conquista, cuando surgió la raza mexicana como una mezcla de sangres española y mesoamericana, Está a debate si el mestizaje comenzó con Hernán Cortés y la nahua costeña Malinalli Tenépatl, o, antes, con Gonzalo Guerrero y su esposa maya, Za’asil.
Y luego los tres siglos de colonización, que derivaron en la lucha de criollos, mestizos, mulatos e indios contra los españoles, para lograr la independencia. Lucha encabezada en sus inicios (1810) por el criollo Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla y Gallaga Mandarte Villaseñor, y consumada en 1821 por el también criollo Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu luego de lograr el apoyo al Plan de Iguala por parte del jefe insurgente, el afrodescendiente Vicente Ramón Guerrero Saldaña. Todos ellos fueron novohispanos, y los dos últimos, también mexicanos.
España reconoció la independencia de México en 1836, tres lustros después de consumada, y ambos países intercambiaron representantes, aunque en 1857 Madrid no recibió al embajador mexicano José María Lafragua, y en 1864 el juarista Jesús Terán ya no pudo presentar sus cartas credenciales, cuando el gobierno español reconoció al imperio de Maximiliano a pesar de los desencuentros posteriores por su política liberal.
Los vínculos se restablecieron en 1874 -durante el llamado Sexenio Democrático español- y se mantuvieron desde entonces tanto con la corona como con las dos repúblicas de esa nación, la segunda de ellas incluso con el apoyo mexicano de armas y dinero en la Guerra Civil ( 1936-39) y luego al prestarse a ser su primera sede en el exilio, y dar asilo a niños y adultos republicanos por parte del presidente Lázaro Cárdenas.
Ello se debe a que el gobierno de Franco no fue reconocido por México. Pero al reinstalarse la monarquía borbónica y establecerse la democracia en España a finales de 1975, los respectivos presidentes, José López Portillo y José Maldonado, de la República Española en el exilio, de acuerdo común cancelaron las relaciones.spaña mandó misiones especiales a México en el centenario del Grito de Dolores (1910) aunque la lucha de Hidalgo había sido contra esos “gachupines”, y también en el de la consumación de la independencia (1921), y México hizo lo propio en el Centenario de las Cortes de Cádiz (1912).
Pero no hubo delegación oficial ibera aquí en 2021 para el bicentenario de la consumación, porque el presidente López Obrador irritó a España al pedirle que se disculpara con los pueblos originarios conquistados en 1521, se suprimió el Día de la Raza que desde 1912 era celebrado cada 12 de octubre, y además ha criticado a las empresas españolas Iberdrola y Repsol por su discutido deAunque reticente debido a su enfermedad, como ya mencionamos Díaz Ordaz fue nombrado embajador por el presidente José López Portillo en 1975, según leímos entonces en la nota de nuestro desparecido amigo Carlos Ravelo en Excélsior , diario para el cual entrevistó más adelante y en exclusiva al rey Juan Carlos durante la visita oficial de López Portillo. Con motivo del nombramiento de Díaz Ordaz para el cargo diplomático, se revivió en México el tema de la matanza de estudiantes en Tlatelolco en 1968, cuando ese político poblano era presidente.
Estuvo muy poco tiempo allá. Una nota del extrañado colega Agustín Salmón, en un suplemento de Excélsior del 7 de agosto de 1977, dice que “el primer embajador de México en España presentó sólo trece días”: del 21 de julio cuando lo recibió el rey, “un tanto agripado ”, al 2 de agosto siguiente en que renunció por motivos de salud. Díaz Ordaz vivió dos años más, hasta el 15 de julio de 1979.
La nota de Salmón está ilustrada por nueve fotografías a color de la agencia Associated Press, que muestra los detalles del protocolo y la conversación con el monarca, “al principio un tanto protocolaria; más adelante, francamente amistosa y cordial”.
En el caso del embajador Quirino, España demoró en dar el beneplácito. Su nombramiento fue anunciado en septiembre de 2021 y aprobado por el Senado casi seis meses después. Llegó a Madrid más tarde, con el encargo de mejorar las relaciones, tensadas por diversas expresiones presidenciales contra los españoles “de arriba”.
Una reseña del portal Almomento.mx, explica el protocolo para la entrega de cartas credenciales, y fue el mismo en los dos casos, el de Díaz Ordaz con el rey Juan Carlos I, y el de Quirino Ordaz con el rey Felipe V, hijo del anterior monarca y sucesor suyo desde 2014.
“La ceremonia se realizó en el Palacio Real, como es tradición desde el siglo XVIII”, dice la nota. En la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores el embajador abordó una “carroza de época” y luego de un trayecto de 20 minutos llegó al Palacio Real, donde lo recibió una banda de música que interpretó el Himno Nacional mexicano, y después un encuentro privado con el rey
Díaz Ordaz viajó a España con el encargo de renovar felizmente unas relaciones interrumpidas durante el franquismo, pero su salud le impidió hacer algo más que abrir la embajada, mientras que Quirino Ordaz lleva instrucciones de reparar los daños causados por unos atropellos verbales desde México.
Por ello, dice la nota de Almomento.mx del 6 de junio, “desde su llegada a España, ya se ha reunido con algunos de los principales empresarios españoles que tienen negocios en México, así como con estudiantes mexicanos y también ha asistido a varios eventos culturales”.