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JOSÉ MARÍA MÉXICO
El Presidente personalmente lo exhibió como un corrupto traficante de sentencias.
Todo México supimos de su maquinación para prolongarse 2 años como presidente de la Corte.
Todos conocimos grabaciones con su voz, recibiendo dinero en el caso Wallace.
Abandonó su cargo porque apestaba en la Corte, cada que alguien hablaba con él, él sabía que veían a un cerdo.
Montó un cártel de extorsión, insostenible sin la presidencia, él sabía con absoluta certeza que lo alcanzaría el destino.
Por eso se largó.
Se sumó con Claudia, aspirando a su protección.
Pobre tonto, Claudia sabe que no le aporta nada y que por el contrario, la mancha con su corrupción.
Pero conviven en las cañerías del sistema, se toleran y saben que se traicionarán, son lo mismo, mutuamente se merecen.
Traicionó los valores de la judicatura.
Traicionó el alma de la toga.
Ensució a la única institución mexicana que se ha esmerado por la ética.
Ahora, ha sido públicamente exhibido como farsante y lejos de actuar con hombría y temple asumiendo las consecuencias de sus actos, optó por la indignidad de calumniar a su sucesora, eso además lo exhibe como un miserable cobarde.
¡¡Que bajo ha caído!!
¿Quién se cree para querer salvarse calumniando a la ministra Presidenta y amenazar con estridencia que pedirá juicio político contra ella?
¡¡Que prepotencia!!
Además, megalómano, soberbio. ¡Es un miserable cobarde!
La sociedad lo condena desde ahora a recibir escupitajos en la calle e insultos, mientras siga libre, él solo ya se condenó al desprecio, a la ignominia.