Un horario único

DULCE MARÍA SAURI RIANCHO (SemMéxico, Mérida, Yucatán). El pasado 6 de julio el Presidente de la República envió a la Cámara de Diputados una iniciativa para abrogar la Ley del Sistema de Horario en México.

Desde diciembre de 2001, fecha en que entró en vigor, se estableció en todo el país el horario de verano, que rige desde el primer domingo de abril hasta el último domingo de octubre, y el horario de invierno, en los meses restantes. La iniciativa presidencial tiene dos propósitos: por una parte, cancelar el cambio estacional, esto es, que un solo horario rija todo el año, y dos, establecer la vigencia de las zonas horarias en función de cuatro meridianos: 75°, 90°, 105° y 120° Oeste.

Recordemos que las convenciones horarias internacionales fijan como “meridiano cero” a la línea imaginaria que pasa por Greenwich, Inglaterra. Si nuestro planeta, como cualquier esfera, divide sus 360° en 24 partes, cada uno de los “gajos” corresponde a un huso horario, de 15 grados, y el horario se incrementa o disminuye una hora en el meridiano respectivo, hacia el este (aumenta) o hacia el oeste (disminuye).

Volviendo a México, el tema del cambio de horario ha sido objeto de intensas controversias a lo largo de los años. Recuerdo en particular una medida que afectó temporalmente a la península de Yucatán hace más de 40 años. El presidente José López Portillo expidió un decreto para crear el “horario Peninsular”, para regir a los tres estados. Durante algunos meses marcamos una hora delante del resto del país.

Hubo en aquel tiempo un intenso malestar, especialmente en Mérida. Entre los argumentos entonces esgrimidos estaba el desfase en los horarios de inicio de las actividades financieras y bancarias (había que esperar una hora) y otros, más sencillos y poderosos, que se referían al desvelo que tenían que padecer quienes quisieran ver las telenovelas o esperar el “noticiero de Jacobo”.

El malestar ciudadano encontró pronta respuesta presidencial, pues en noviembre de 1981 el decreto fue derogado y volvimos al horario del centro de la República. Sin embargo, 20 años después, como ya he señalado, se expidió la Ley que ahora se pretende eliminar.

La Exposición de Motivos de la iniciativa presidencial recurre principalmente a las afectaciones a la salud y los problemas de inseguridad que se suscitan cuando las personas tienen que iniciar sus actividades matutinas en la obscuridad, especialmente en las ciudades más pobladas.

Destaca también el poco significativo ahorro de energía, que fue la razón principal para establecer el horario estacional hace 20 años. Además, en varios países se está replanteando la pertinencia de las modificaciones estacionales.

¿En qué consisten los cambios propuestos por el presidente de la república? Básicamente en mantener un solo horario durante todo el año. Ahora bien: ¿cuál de los dos horarios? El Ejecutivo Federal propone que sea el horario de invierno actual el que prevalezca: amaneceres más tempranos (se llama “tiempo civil”) y que anochezca “antes”.

En su artículo 3o., la iniciativa propone cuatro zonas horarias para el país: Centro, correspondiente al meridiano 90 que abarca la mayor parte del país; Pacífico, que abarca Chihuahua, Baja California Sur, Sinaloa, Sonora y Nayarit, dentro del meridiano 105; el 120, que comprende el estado de Baja California; y por último, la Zona Sureste, referida al meridiano 75, que solo considera al estado de Quintana Roo. De aprobarse la iniciativa en sus términos, la hora cambiará cuando inicie el horario de Invierno, el domingo 30 de octubre de este año, pero ya no habrá modificaciones en abril de 2023.

A las y los yucatecos, ¿nos beneficia, nos perjudica? Pongámosle números a la propuesta presidencial. El domingo 17 pasado, la salida del sol en Mérida fue a las 6:27 de la mañana y la puesta, a las 19:43. En el horario de invierno, el 2 de enero, por ejemplo, el amanecer se dio a las 6:36 y la noche llegó a las 17:29. En la misma región horaria se encuentra la Ciudad de México, donde el domingo pasado el sol salió a las 7:08 y se ocultó a las 20:16. En cambio, en Cancún, que estaría permanentemente en la zona horaria del meridiano 75, la salida y puesta del sol sucedieron a las 6:16 y 19:30 respectivamente. Nuestra diferencia con el vecino estado de Quintana Roo, en este horario, sería de alrededor de 12 minutos más tarde, tanto de salida como de puesta del sol. En cambio, con la CDMX, sería mayor: más de 40 minutos de diferencia.

Esta exhibición numérica que provoca confusión, amigas, amigos lectores, es para proponer una discusión seria e informada sobre la pertinencia de solicitar que Yucatán se incorpore a la zona horaria del meridiano 75, donde la iniciativa presidencial ubica a Quintana Roo.

Las objeciones de hace 40 años: operaciones bancarias, noticieros y telenovelas, ya no existen. La era digital permite realizar operaciones casi las 24 horas de los 7 días de la semana. Y sobre programas televisivos, ahora se pueden ver en el momento que haya disponibilidad para el descanso y la recreación, gracias al internet y a las transmisiones diferidas o grabadas.

Es posible porque, de acuerdo a la reciente encuesta sobre Disponibilidad y Uso de la Tecnología de la Información en los Hogares, casi el 80 por ciento de las y los yucatecos disponen de internet y, por lo tanto, de acceso a estas nuevas tecnologías.

Revisemos si nos resulta más útil y seguro para la convivencia y el bienestar, el horario del centro del país o el retorno al horario peninsular de 1981, que nos permita aprovechar mejor la luz del sol. No pongamos el “automático” y dejemos que una vez más, los intereses del centro, por legítimos que sean, se impongan sobre los nuestros. Sobre todo porque hay opción.

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