Con mi acompañamiento en su pesar, para mis hijos Hugo, Diana, Paty y Susi. Descanse en paz su mamá, Celia Heras Cruz
JOSÉ ANTONIO ASPIROS VILLAGÓMEZ. El ex presidente Luis Echeverría Álvarez (LEA) alcanzó un siglo de vida este 17 de enero. Hace 52 años, también en enero, lo acompañamos en parte de su campaña, impregnada de dinamismo, como candidato presidencial del PRI por los estados de Puebla y Tlaxcala, así como el Distrito Federal.
Y volvimos a verlo cuando ya como presidente visitó las instalaciones de El Heraldo de México, cuya agencia Radionoticias El Heraldo nos encomendó cubrir esa etapa y -ya lo hemos narrado otras veces- nos retiró de la gira antes del accidente aéreo en Poza Rica donde murieron numerosos colegas reporteros.
Fue una campaña en la cual la agencia informativa Notimex, creada en 1968 por el propio Echeverría cuando fue secretario de Gobernación, se puso a su servicio. Por ejemplo, además de enviar a reporteros y camarógrafos, así como un laboratorio de revelado de película montado sobre una unidad móvil, mandó a la campaña “una planta portátil de energía eléctrica, también instalada en un pequeño camión, y que estaba dotada de reflectores para iluminar los sitios de reuniones públicas al paso del candidato”.
Así lo publicó en El Sol de México don Francisco Fonseca, uno de los fundadores de Notimex, quien además escribió que una de sus tareas como enviado a aquella extensa gira consistía en buscar al candidato al término de cada jornada “y preguntarle si quería ver lo filmado ese día… Fueron muchos los días que se le proyectaron las imágenes en los vestíbulos de los hoteles de alojamiento”.
Y como lo explicamos en el libro Notimex: la imagen ‘sexenal’ de México en el mundo (Comunicadores Unidos-Club Primera Plana, 2019), aquel lema de “arriba y adelante” en los discursos echeverristas, fue creado por el primer director de Notimex, Enrique Herrera Bruquetas, quien en 1971 se distanció del mandatario tras los sucesos del Jueves de Corpus (la matanza de estudiantes el 10 de junio de ese año).
Cuando usted lea hoy martes 18 estas líneas, seguramente ya tuvo lugar el homenaje a Luis Echeverría preparado por sus amigos y colaboradores, y se habrán hecho muchos pronunciamientos en redes y por otros medios acerca de su sexenio y de su personalidad. Reconocimientos y denostaciones no solamente con fundamentos sólidos, sino también de parte de aduladores y de intolerantes respectivamente.
En su sexenio (1970-1976), el gobierno de México enarboló la bandera del tercermundismo no obstante que LEA habría sido informante de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, la cual organizó el golpe de 1973 contra su amigo el presidente socialista de Chile Salvador Allende.
Una versión de la que nunca conocimos algún desmentido, figura en documentos revelados en 2013 por WikiLeaks en el sentido de que, en 1976, Echeverría pretendió deshacerse de quien sería su sucesor, José López Portillo e inculpar de ello a la Liga Comunista 23 de Septiembre. Ese material vincula tal supuesto con el hecho de haber “quitado del camino a la prensa crítica, encarnada por el periódico Excélsior” y su entonces director Julio Scherer.
Y en cambio, apoyó ese año la fundación en México de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), dos de cuyos integrantes tuvieron gran cercanía con el mandatario: Luis Suárez y Salvador del Río, quienes escribieron libros basados en entrevistas con él: Echeverría rompe el silencio y Conversaciones en San Jerónimo, respectivamente, que en buena medida sustituyeron a las memorias que LEA nunca escribió, o que no publicó aparte de Praxis política en 1976.
Otra obra que revisa al personaje, es Luis Echeverría Álvarez: entre lo personal y lo político (Planeta, 2008) del entonces director adjunto de El Financiero, Rogelio Cárdenas Estandía. Muchas otras publicaciones igualmente se refieren a él. El colega Carlos Ravelo -ex jefe de información de Excélsior y El Universal– fue su amigo y nos debe un libro con sus testimonios.
Echeverría, el ex presidente más longevo en la historia de México, fue investigado formalmente por su presunta participación en los asesinatos de estudiantes el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971. Él siempre negó tal acusación y fue exonerado en 2009 (tenía prisión domiciliaria desde 2006) luego de que fracasaron ante el cúmulo de obstáculos para obtener los documentos oficiales, las “comisiones de la verdad” creadas en 1993 y 1998, y la fiscalía especial durante el foxismo.
El sexenio de LEA formó parte de la época de la “guerra sucia”, de la cual el periodista Carlos Borbolla nos dejó su libro póstumo La guerra sucia. Hechos y testimonios (Universidad de Colima/Club Primera Plana, 2007).
Ahora, en su centenario, es el momento de revisar también la obra de gobierno de Luis Echeverría, que quedó empañada por ese entorno negativo que, a quererlo o no, es “más mediático” y comercial.