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MARTÍN MARTÍNEZ OLVERA
CHILPANCINGO, Guerrero. ¿Recuerda usted la película Matrix, cuyo guion y dirección de Lana y Lilly nos llevan al suspenso con el planteamiento de un futuro distópico? ¿La trama que nos lleva a la reflexión sobre el papel de la ciberinteligencia que controla todos los aspectos de la vida?
¿Recuerda que es cuando un experto en tecnología detecta la manipulación totalitaria de la sociedad a la que usa como batería para su uso y forma un grupo de rebeldes para generar un despertar?
No sé porque en este final del año 2025 y con la multitudinaria columna desfilando atrás de quien representa a una sociedad complacida con los avances de gobierno, me condujo a ese largometraje de poco más de dos horas de duración, donde la perdida de la libertad y la manipulación social son un elemento a vencer por “los rebeldes”.
En la película ese futuro es la presentación de una sociedad controlada que vive bajo una vigilancia permanente que le dicta qué hacer y hasta cómo reaccionar, una sociedad que es una masa donde no hay pensamiento individual sino colectivo, menos existe el pensamiento crítico o analítico.
Ahí el dominio social es completo que presenta una apocalíptica escena de una realidad donde creen tener todo resuelto pero que finalmente es ficticia y solo son una masa oprimida.
La marcha de este sábado para corear la directriz de este país y la felicidad de la gente participando en la misma, gritando que se sale de la pobreza porque se recibe un subsidio, parecía una masa que reaccionaba a un impulso propiciado para generar, a su vez, la acción de otorgar fuerza y vigor a quien encabezaba el contingente, es decir, era la batería que entregaba su voluntad.
Creer que se ha dejado de ser pobre porque se recibe un subsidio cuando éste debe ser destinado para contra restar la responsabilidad que ha dejado de tener en su ejercicio quien está obligado a generar políticas públicas que mejoren a sus representados, es una visión de presentar a una sociedad feliz pero con una realidad parcial de su mundo.
Sin que se trate de encontrar a un líder rebelde que encabece a su vez a otro que detecte que se trata de una tecnología y quiera generar cambios a partir de un despertar, si debe llamar la atención que exista comodidad en la masa para no observar que frente a un recurso que proviene de los impuestos está una sociedad que ha ido perdiendo su fortaleza económica, que ha dejado en la subvención su conciencia y ha considerado que el ahora es un futuro prometedor cuando el futuro está cada vez más incierto.
Por ello tal vez ese reforzamiento en las redes sociales de números de asistentes que permitan a esa masa tener elementos para enfrentar -literal- a quienes intenten decirles que algo no está bien, que hay algo como manipulación que está afligiendo la conciencia social y está dominando la individualidad.
Solo que, sí, parece que el efecto de esa matriz tiene aún la fuerza para dominar con velos de una aparente felicidad para que no se descubra que, en el fondo, lo que se está ocultando es una realidad apocalíptica. ¿Surrealismo?
