SINGLADURA

Economía, pronósticos y una guerra

ROBERTO CIENFUEGOS J. Cuidado con el escenario económico de México. Los indicadores y aún los pronósticos resultan poco halagüeños por donde se les vea. En las casas de millones de familias del país, se resienten en forma cotidiana los embates de fenómenos como la inflación, el desempleo y la ausencia de crecimiento económico. El incremento de los precios de bienes y servicios, que resienten cada día millones de mexicanos, parecen todavía no encender las luces rojas, bueno ni siquiera las amarillas del gobierno federal, por motivos o razones que se desconocen, pero que ojalá resulten certeras. No se percibe hasta ahora una agenda económica de emergencia ante la elevada inflación o el alza de precios, tampoco por la ausencia prácticamente total de crecimiento, ni del empleo. Los temas de la agenda económica se ven diluidos y, si acaso, se habla a veces de que la inflación, el peor flagelo para las mayorías de cualquier país, es un asunto temporal. Otros temas, la mayoría baladíes, ocupan el espacio mediático del gobierno. Cuidado, insisto, porque en cualquier momento, la economía podría hacer crack en los ámbitos familiares y aún macroeconómicos del país.

Vea usted los pronósticos, El Banco de México está advirtiendo que se prevé un crecimiento menor y una inflación mayor, incluso antes de lo esperado.

El documento de la minuta de la última reunión del banco central indica: “Todos mencionaron que las expectativas de inflación para 2022 y 2023 volvieron a incrementarse”.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía notificó casi a la par que la inflación general anual se colocó en 7.22 por ciento en la primera quincena de febrero y la subyacente en 6.52 por ciento, su nivel más alto desde 2001 y por encima de las expectativas.

Añadió que la actividad económica del país se contrajo “ligeramente” en el cuarto trimestre del 2021, por lo que “las expectativas de crecimiento para 2022 se ajustaron a la baja”, y se estima que el fenómeno podría prolongarse al primer trimestre de 2022, a poco menos de un mes de terminar.

El reto del banco central estriba en subir las tasas para afrontar la inflación mientras que el país sufre un estancamiento, con un crecimiento preliminar de 4.8% del PIB en 2021, por debajo de la expectativa esperada de 6% luego de la contracción histórica del 8.2% en 2020.

Añada usted las consecuencias para México por el conflicto entre Ucrania y Rusia.

Según el pronóstico de analistas, uno de los impactos sería el aumento en la inflación, que superó el año pasado el 7% y la caída en el crecimiento, cuando México se coloca en el umbral de una recesión.

Se prevé además un repunte de las tasas de interés y que las finanzas públicas sufran caídas importantes, debido a que la guerra crearía «mayores disrupciones en las cadenas de suministro y alzas en las materias primas, principalmente en los energéticos», esto conforme la advertencia de Gabriela Siller, de Banco Base.

Apenas en la primera quincena de febrero, México tuvo una inflación de 7,17 por ciento y sumó dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo, lo que representa una «recesión técnica».

Hasta ahora y a contrapelo de la opinión del gobierno, México estaría ya en una recesión.

Pero es un hecho que el país creció sólo 5 por ciento al cierre de 2021 tras la abrupta caída económica de menos 8.5 por ciento en 2020, el año del estallido de la pandemia, en lo que marcó la peor caída en nueve décadas.

Los analistas aconsejan estar alertas al alza de los precios, las fracturas en las cadenas de suministro y las alzas en las tasas, porque repercutirían necesariamente en la economía del país y sus ritmos de crecimiento. Hay que sumar el riesgo de una caída de la oferta petrolera y sus derivados, con efectos inmediatos en los precios de otros bienes.

Un informe de la banca reveló además hace unos días que el país hilvana siete trimestres al hilo de fuga de capitales fugaces o golondrinos a través de la desinversión en valores con respaldo del gobierno, el ciclo más largo en casi cuatro décadas.

Se teme que el problema empeore por la guerra entre Rusia y Ucrania, cuyo desenlace se aleja a la luz de los posicionamientos de Vladimir Putin, un hombre en la cuerda floja y que se juega el todo por el todo en su aventura armada. Lo peor es que Putin lo sabe, como también sabe que el tiempo que se prolongue el conflicto va en su contra y favorece al gobierno de Ucrania. Pero esa es otra historia aun cuando se entrelaza con los problemas, los más agudos, que México podría resentir en poco tiempo más en un clima gubernamental de aparente y excesiva confianza, que parece desdeñar los peligros y que se solaza en la máxima del “aquí no pasa nada”. Ojalá.

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@RoCienfuegos1

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