ROBERTO CIENFUEGOS J./ @RoCienfuegos1
En el contexto nacional de una permanente descalificación de periodistas, que se manifiesta casi en forma cotidiana contra comunicadores críticos o simplemente discrepantes desde el primer atril del país, la mente, el corazón y el músculo político del país, toma un cariz especial para decir lo menos la dura reacción de la ex titular de Economía, Tatiana Clouthier, contra el señor Alfredo Jalife, a quien demandó por difamación.
Es cierto, la demanda de la señora Clouthier fue hecha en diciembre pasado y se procesó en Nuevo León, donde la difamación es considerada un delito penal. Esto a diferencia de otras entidades, entre ellas la Ciudad de México. La demanda presentada por Clouthier partió de comentarios hechos por el analista sobre presuntos actos de la ex funcionaria en cuanto al litio mexicano.
También es cierto que la señora Clouthier, al igual que todo ciudadano mexicano, tiene el derecho absoluto de presentar una demanda por difamación cuando así lo considere pertinente y en resguardo de su honorabilidad y buen nombre. Nadie podría ni debería argumentar lo contrario.
Pero el asunto se complica cuando la señora Clouthier, una ex alta funcionaria del gobierno mexicano, está perfilada como parte fundamental de un proceso electoral y de la campaña política de la doctora Claudia Sheinbaum, hasta ahora la favorita para suceder en la presidencia a Andrés Manuel López Obrador. Es obvio que la señora Clouthier deberá tratar pronto, si no es que ya lo está haciendo, con la prensa del país como parte de sus nuevas encomiendas. Y dicen quienes saben que puede más una gota de miel que un barril de hiel.
Pero además la dureza implícita en la decisión de la señora Clouthier, que trasunta su demanda contra Jalife, también contrasta con su propia imagen de política moderada, dialogante y alejada de las líneas panzer de la autodenominada 4T.
Tan es así que aún se recuerda la mañana del seis de octubre de 2022, cuando Clouthier con voz entrecortada y un tanto llorosa, anunciaba en Palacio Nacional su decisión de pasar “a la porra” de la 4t para seguir apoyando al equipo. Su salida fue interpretada entonces por muchos comentócratas como la derrota de una política moderada y el triunfo de los llamados “duros”, lo que sea que esto signifique en las líneas morenas.
También se recuerda que la mañana de su salida, Clouthier fue prácticamente desdeñada por el presidente cuando éste le negó un abrazo buscado por ella. López Obrador dijo luego que nunca se dio cuenta del propósito de Clouthier de abrazarlo en señal de despedida.
La propia Clouthier, más de una vez, se ha definido como una creyente y practicante del diálogo, y las ideas, quizá por eso es que llama tanto la atención su actuación contra Jalife, en un momento nacional donde hacen mucha falta el diálogo y las ideas en busca de puentes de construcción, tolerancia y respeto entre todos.
Seguramente Jalife se excedió, pero es altamente probable que hubiese habido otras soluciones para corregir los extremos y resolver una situación que muestra un lado duro, insospechado en la “Tía Tatis”.
@RoCienfuegos1