ROBERTO CIENFUEGOS J. Admito que desconozco si tienen razón quienes argumentan en diversos espacios mediáticos, cada vez en número mayor, que México está a las puertas de un desastre sexenal en medio de signos ominosos en áreas críticas como la economía, -inflación, baja del crecimiento económico y empleo, alza en sectores clave como los alimentos y los energéticos- auge criminal y delictivo, corrupción y aún riesgo de gobernabilidad por la cotidiana disputa del poder. Argumentan que el presidente López Obrador se adentra cada vez más en terrenos sumamente complejos de resolución y se indica además que se está cerrando la pinza sobre un sexenio que muchos ya consideran perdido.
No sé -insisto- si tengan razón quienes previenen estos escenarios que llenan de desconcierto, preocupación y alarma. Pero allí están los señalamientos. Hay más de este tipo de críticas en relación con otros sectores del país. La diplomacia, uno de ellos, pareciera medio a salvo gracias a la actuación del canciller Ebrard. Eso dicen. También se indica que las obras emblemáticas del gobierno de turno están condenadas a disfuncionalidades graves o insuficiencias que en el mejor de los casos podrían corregirse, pero sólo con más tiempo.
Los asesinatos de periodistas mexicanos, que la víspera llevaron al Parlamento Europeo, a advertir la gravedad de esos casos, y aún las protestas de los colectivos feministas que acaban de dar una lección el 8 de marzo durante el Día Internacional de la Mujer, parecen configurar otro punto débil en la gobernanza del país, esto con dos sectores críticos como los periodistas y las mujeres mexicanas, que no encuentran eco a sus demandas y muchos menos soluciones, así y en la conmemoración más reciente, se hayan activado un discurso y una acción oficial para aparentemente sumarse a la causa. Allí estuvieron por ejemplo las conmemoraciones amuralladas en Palacio Nacional, y la participación de la Marina- Armada de México, que en un comunicado dio a conocer que hoy en sus filas participan activamente más de 15.500 mujeres.
Sobre esa efeméride, crítica para un país donde el mismo día de la conmemoración, fueron asesinadas 11 mujeres, parece que sigue sin cuajar el feminismo oficial.
El hecho es que se prosigue la acumulación de hechos negativos que agobian a la población y donde el gobierno sigue sin encontrar el eje de las soluciones, que es lo que están alertando cada vez más voces como presagio de que podría formalizarse una crisis magna en el país. Sigo sin saber si esto ocurrirá, y ojalá y no, pero ciertamente es algo que preocupa y nubla el horizonte nacional, más allá, mucho más allá de la gestión de un gobierno, con el que se puede ser afecto o mantener una postura crítica.
Al final, lo peor es que México y los mexicanos, todos, estamos a las puertas de situaciones que, allí sí, no parecen halagüeñas, y más bien, anuncian tiempos tormentosos para una enorme mayoría mexicana, acicateada más recientemente por una guerra en Europa cuyas repercusiones comienzan a registrarse en México con un mayor repunte en los precios de los combustibles y los alimentos, justo en momentos en que si bien la pandemia comienza a ceder en sus peores manifestaciones, no todavía en su cauda de graves impactos también negativos y aún sin cuantificarse de manera puntual.
En unas semanas, menos de seis, vendrá la consulta sobre el revocatorio presidencial, un ejercicio ciertamente inédito en el país, pero que seguramente arrojará una radiografía y/o estadística “más” real del verdadero sentir de la opinión pública del país.
Para el presidente será clave la información que aporte el ejercicio. También le dejará ver el margen de maniobra política que tendrá en sus manos rumbo a la sucesión del 24. López Obrador, tan sagaz en la política, tendrá, si no es que ya lo tiene, un ramillete de narrativas para salir airoso del resultado de la consulta, sea éste el que sea. Tendrá además una herramienta en sus manos para enderezar esfuerzos renovados en su lucha contra el Instituto Nacional Electoral, algo que se anticipa una guerra a cuchillo.
Ya veremos quién o quiénes tienen la razón en esta guerra de argumentos y de muchos otros temas de la agenda nacional que vivimos cada día, pero lo que sí preocupa es que en medio de este duelo, se encuentra nada menos que el país y los mexicanos, que más allá de un sexenio y la circunstancia nacional, seguiremos en su suelo y bajo el mismo cielo. Veremos.
@RoCienfuegos1