SEGURIDAD INTEGRAL/ Violencia de género, su crecimiento inaudito

ARTURO ORTIZ*. En México, “normalizamos” la violencia contra las mujeres. Cada vez deja de alarmarnos su incidencia y asumimos, sin escándalo, que el confinamiento derivado de la pandemia incrementó las cifras de agresiones y hasta feminicidios.

De manera paulatina, como se arraigan las creencias más fuertes, dejó de asombrarnos que en el 40% de los actos violencia física, sexual, patrimonial y psicológica, el victimario fuera la propia pareja de la mujer agredida. A la irracionalidad la cobijamos de “costumbre”.

¿Qué ha pasado?

Pese al decremento en homicidios, en México se detecta un aumento generalizado de las tasas de agresión sexual que hoy son de 98.4% mientras en violencia familiar alcanza el 93.4% en los últimos siete años.

Asimismo, tales crímenes provocaron que la tasa nacional de delitos violentos aumentara 16.2% entre 2015 y 2021.

Aunque la narrativa nacional se centra en la delincuencia organizada, quizá por su alto impacto, las violencias de género que tienen que ver más con las relaciones interpersonales y la forma en la que nos relacionamos en el hogar, trabajo y  vía pública, se vuelven muy preocupantes.

Existen acciones inmediatas para frenar ya la violencia contra las mujeres sea de la índole que sea y en cualquier lugar donde se perpetre: en casa, escuela, trabajo o en las calles: educación que evidencia que algunas actitudes y actos no son aceptables: Urge visibilizar la escalada de violencia que aparece en el noviazgo como “inofensivas” escenas de celos, burlas “sin importancia”, y que pronto llegan a prohibiciones, burlas, empujones, abuso patrimonial.

Cuando no se visibilizan tales conductas, el agresor suele recrudecerlas y en muchas ocasiones llega al homicidio. En México se perpetran hasta 11 feminicidios cada día.

Otra acción contundente es la capacitación de policías para frenar la violencia de género pero también el adiestramiento a mujeres para que no se conviertan en parte de dolorosas estadísticas.

La capacitación permite desarrollar capacidades y habilidades en la perspectiva de género. Esto para prevenir todas las formas de desigualdad, discriminación y violencia contra las mujeres. Algunas materias cruciales son género, derechos humanos, estigma/discriminación, Interseccionalidad e Interculturalidad, pero también entrenamiento físico para enfrentar cualquier posible agresión física.

La capación es una herramienta crucial en el empoderamiento de la mujer y la visibilidad de sus derechos y perspectivas laborales, familiares, reproductivos y otros, permite minimizar en gran parte la violencia intrafamiliar, primero, y en espacios públicos después.

Aunque, vale decirlo, el hogar se convierte en el escenario más peligroso de la violencia contra la mujer y, tristemente, en su cículo cercano, está quien mayor la agrede. Pero eso puede y debe cambiar.

*Fundador y director general de CIPI Protección.

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