PULSO/ Votar, a pesar de todo

EDUARDO MERAZ

En un clima enrarecido por la polarización, cierta desconfianza en el árbitro y fantasmas de violencia, los mexicanos debemos acudir este domingo -2 de junio- a las urnas para escoger a quienes habrán de representarnos. La importancia de cumplir con este derecho y deber en esta oportunidad, definirá el destino futuro de los mexicanos.

Aunque parezca, no se trata de una expresión retórica. En verdad, estamos frente a la disyuntiva de escoger entre dos visiones de país, en muchos aspectos contrapuestas, pero indicativas del tipo de libertades, derechos y desarrollo para el futuro.

Como es lógico suponer, las dos principales vertientes en su lucha por alcanzar los poderes ejecutivo y legislativo, a nivel federal se han encargado de advertirnos de los riesgos si optamos por una alternativa diferente a la ofrecida por cada bloque, así como de las maravillas a las cuales tendremos acceso si escogemos a cualquiera de los dos.

Aun cuando utilizan en muchas ocasiones las mismas palabras, el significado para cada alianza -la oficialista y la opositora-, existen matices diferenciadores, por lo cual es necesario que los ciudadanos procuren distinguir las variantes y sobre todo cómo pretenden gobernarnos.

Dice el dicho y dice bien: prometer no empobrece. Pero son las condiciones reales de la economía las determinantes para hacer efectivos los compromisos asumidos por los candidatos. En todo el mundo existen ejemplos de cómo se materializan los sueños o cómo se convierten en pesadillas.

Los flujos migratorios en todo el orbe nos revelan las condiciones de vida de los habitantes de cada una de las naciones. En el caso de América Latina y el Caribe, más cercanos a nuestro territorio, son ejemplo vivo y cercano de los éxitos o fracasos de los gobiernos al pretender instaurar un modelo de desarrollo.

En el caso de la jornada electoral en México, el próximo domingo, debemos tener en cuenta los antecedentes de los procesos tenidos en los últimos años, de cómo se llevaron a cabo los comicios y del papel de los gobernantes y de las autoridades electorales para garantizar el libre ejercicio del voto.

También debemos tener presente la actuación de los gobiernos federal, estatales y municipales y hacer una evaluación entre las promesas de campaña y las condiciones de vida en la que nos encontramos. Si hay correspondencia entre los dichos y los hechos, serán merecedores del refrendo; en caso contrario, retirarles el respaldo es lo conducente.

En las cuatro recientes elecciones presidenciales, hemos elegido representantes populares de distinta ideología, no por moda o capricho, sino por los engaños y fallas de esos gobiernos. Es decir, hemos tenido la madurez de hacer a un lado a los malos gobernantes.

Un tercer aspecto por tomar en cuenta radica en valorar con justeza la conveniencia o no de tener un congreso federal plural o con mayoría amplia de un solo partido. En cada caso, hemos sido testigos y disfrutado o padecido sus decisiones; de acuerdo con nuestro sentir, debemos definir cuál es la forma de representación legislativa más conveniente para el futuro.

La atmosfera un tanto cuanto turbia de los días recientes, en forma alguna debe volverse excusa o impedimento para ir a votar, a fin de no arrepentirnos después por omisos o indecisos.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

A partir del lunes venidero, se acelerará el principio del fin del presidente totalmente Palacio Nacional, al iniciar el ciclo de las mañaneras acotadas, al dejar de ser la voz predominante y pasará a formar parte del pasado, al cual le echarán la culpa de todo.

 

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