PULSO/ Sigue la mortandad

EDUARDO MERAZ. Que el presidente sin nombre y sin estatua haya librado dos veces el coronavirus, la segunda ya habiendo recibido el refuerzo de la vacuna, en forma alguna significa que fuera del envallado Palacio Nacional, las atenciones a la población a causa del Covid-19 sean las mismas.

Para el pueblo bueno y sabio miel y VapoRub, en el mejor de los casos, pues desde la óptica del mandatario innombrable la nueva variante no es grave. Las largas filas en los contados centros diagnósticos públicos, obligan a la gente a buscar alternativas en demérito de sus ingresos.

Sin saberse si ya está próximo el pico de esta cuarta ola de la pandemia pues, de acuerdo con expertos, la segunda quincena de enero los mexicanos enfrentaremos elevados niveles de contagio, la recomendación oficial es no acudir a hacerse la prueba y, con ello, reducir las cuentas de las personas contagiadas.

De manera sostenida, se elevan también las hospitalizaciones y los nosocomios destinados a atender el virus empiezan a saturarse, lo cual puede derivar en mayores fallecimientos, lo cual desdice -una vez más- los pronósticos presidenciales de que ya vamos saliendo de esta etapa.

De cualquier manera, los muertos se siguen acumulando y, por encima del informe cotidiano, las autoridades de salud, ya reconocieron los decesos de más de 600 mil personas. Cifra 10 veces catastrófica, a la estimada por el vocero -que no especialista- de la pandemia.

Y es desgarrador este volumen, pues es un número que se aproxima a los muertos que arrojó el movimiento revolucionario de hace un siglo. Y más porque los fallecimientos se alcanzaron en tan solo dos años, mientras en la Revolución Mexicana la cifra se alcanzó en poco más de una década.

Es decir, a lo largo de dos años, la mala gestión sanitaria del cuatroteísmo causó la pérdida de vidas de 850 compatriotas cada 24 horas, en promedio. Estos números muestran a plenitud lo “exitoso” de la estrategia seguida por el gobierno actual.

A estos números habrían de agregarse las muertes por otras enfermedades que no fueron atendidas debidamente, gracias a la “reconversión” cuatroteísta del sistema de salud, que pasó de mediocre a ruinoso en tan solo un trienio y a años luz del modelo nórdico prometido.

Y en lugar de avanzar en la construcción de un sistema sanitario para responder mejor a la emergencia derivada de la pandemia y de una ulterior aparición de nuevos virus, el presidente sin nombre se encapricha en realizar una consulta sobre revocación de mandato.

Para él lo más importante no está en llegar lo más pronto posible a cero decesos, sino encontrar, cueste lo que cueste, mecanismos-espejo en los cuales ver reflejada su popularidad, lo cual es distinto a contar con el apoyo de los mexicanos.

Del total de muertos por Covid-19, más del 90 por ciento eran personas con la categoría de ciudadanos, por lo cual tanto el mandatario sin nombre como Morena ya perdieron el voto de al menos medio millón de potenciales votantes.

Después de tres años de gestión fallida, la consulta sobre revocación de mandato, reflejará la elevada mortandad de simpatías hacia el cuatroteísmo, por lo cual deberán hacer una compra consolidada y abundante de miel, VapoRub y vitacilina para medio mitigar el doloroso descalabro que se avecina.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

En otra demostración de la perfecta planeación característica de esta administración, casi al cuarto para las 12, declara la expropiación de 240 hectáreas -por utilidad pública- en Quintana Roo, por donde habrá de pasar el Tren Maya, que ha sufrido tantos cambios, que ya es algo distinto al proyecto inicial.

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@Edumermo

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