EDUARDO MERAZ
En tiempos electorales ningún partido ni ningún político se conforma con dejar pasar las pendejadas de los adversarios -sería tonto si lo hiciera-, es necesario sacarles provecho a tales errores o tropiezos. Eso es sacar raja política y todo mundo lo hace, tanto quienes están en el poder como los opositores.
En política, los golpes de pecho a nadie convencen ni son bien vistos, por lo cual resulta incomprensible el llamado del oficialismo a sus adversarios, a los cuales ha lastimado incluso con saña, a no cuestionar ni poner en duda la pureza de sus actos, cuando en los hechos -los datos de la realidad- demuestran su agandalle en todos sentidos y en todos los ámbitos.
La presumible nueva investigación sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, a cinco meses de la jornada electoral, tiene el evidente propósito de sacar raja política de ese hecho acaecido hace 30 años, para demostrar como los neoliberales actúan sin prejuicios.
Dejar morir a alrededor de 800 mil mexicanos durante la pandemia, no proporcionar medicamentos a niños con cáncer y convertir en ruinas el sistema hospitalario y de salud por ahorrarse unos centavos, retrata de cuerpo entero al cuatroteísmo y a su guía moral, convirtiéndolo en el gobierno de los sepulcros.
Este no es el único asunto, donde el presidente totalmente Palacio Nacional entrega argumentos a sus críticos: la inseguridad y violencia, el avance sistemático del crimen organizado en el territorio nacional, la zigzagueante política migratoria, la militarización de actividades productivas, una economía poco dinámica.
Pero donde les ha ofrecido un verdadero manjar es en materia de corrupción, terreno en el cual, en fechas recientes, un día sí y otro también brotan como hongos los malos manejos del dinero público, con el desvío de cifras multimillonarias a los bolsillos, ya sea por moches, aportaciones o persuasión.
Antes, se mencionaba a funcionarios de su gobierno; ahora el cerco se ha cerrado y toca a sus más íntimos colaboradores y familiares. Incluso, la cercanía casi lo envuelve, como acaba de publicitarse el dinero recibido para financiar su campaña presidencial en 2006.
Por su desapego presidencial a las leyes, que se comprometió a respetar y hacer respetar, legisladores de oposición y la Suprema Corte de Justicia de la Nación le han infringido varias rajadas a su mundo ideal de crear una Constitución a modo, para avanzar hacia una República Imperial como paso previo a la dictadura perfecta.
Este miércoles, la SCJN declaró inconstitucional su reforma eléctrica. Es previsible que muchas de las reformas aprobadas por el Senado en el llamado “viernes negro” correrán la misma suerte, eso sin contar con las que anunciará el 5 de febrero.
Y en un capítulo más de su mentidero en atril mañanero, el mandatario palaciego luego de calificar de “viles calumniadores” a los medios que denunciaron sus nexos con cárteles de delincuentes, se rajó y señaló:
“No denuncio a los medios. Denuncio al gobierno de Estados Unidos, de permitir estas prácticas inmorales y contrarias a la ética política, que debe de prevalecer en todos los gobiernos del mundo”. ¿Está claro o no está claro?
Estos y otros muchos dichos y hechos del habitante temporal del palacete virreinal lo convierten en un político cada vez más débil y poco confiable, por lo cual no es aventurado prever un final amargo de su mandato, a consecuencia de la corrupción en sus cercanos.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El aval de la oposición a la reforma de pensiones que pretende el ejecutivo federal, puede generarle alegría, hasta que los números de las finanzas públicas lo ubiquen en sus verdaderos alcances. Como el 100 por ciento, parece improbable, será un proyecto difícil de cumplir y, en una de esas, recule en presentarla.
@Edumermo