PULSO/ La mañanera pierde peso y sentido

EDUARDO MERAZ. La decisión de recorrer todo el país para dar impulso a la reforma eléctrica, confirma que el teatro en atril mañanero perdió relevancia e impacto.

El animador del show, el presidente sin nombre y sin estatua, cada vez se ve más desmejorado e irascible. Las nuevas secciones y comediantes invitados son intrascendentes y los patiños han dejado de animar el cotarro.

Los argumentos han cedido su espacio a los insultos, más como mecanismo de defensa y para buscar el aplauso fácil y la popularidad hacia el ocupante temporal del austerísimo Palacio Nacional.

La reiteración del sketch -corrupción, no somos iguales, tengo otros datos, etcétera-, ante la realidad aplastante, exhibe la estrechez mental, propia de los absolutistas. Repetición que en vez de unir, divide a la sociedad, inclusive hasta a los propios morenistas.

Los dicharachos tempraneros apenas duran unos cuántos minutos después de ser pronunciados, pues la mayoría de las ocasiones carecen de veracidad, no satisfacen las necesidades básicas de la población  y aburren al respetable, por lo que el rating va en franco declive.

La separación evidente entre la palabra presidencial  y los hechos se agranda mañana tras mañana. A contrapelo de la tesis goebbeliana, las mentiras mañaneras ya no son creíbles ni suplen a la realidad, por más que las repita hasta el hartazgo.

Vista y aceptada la decadencia del foro mañanero, se entiende la urgencia del mandatario innombrable por echarle montón a la consulta de revocación de mandato y a la reforma eléctrica, a partir de la premisa: la mejor defensa es el ataque

El tinglado matutino ya no alcanza para movilizar a las huestes morenistas y menos a la población en general, sobre todo en asuntos que conllevan cambios constitucionales, por las implicaciones económicas y políticas, tanto internas como foráneas.

Los diplomáticos reclamos enviados por empresarios y autoridades de Estados Unidos, junto con la actitud reticente de los hombres de negocio del país, en relación a este asunto, encendieron las alarmas de que dicha reforma no se apruebe en sus términos originales.

En el fondo, el resultado de la disputa que se presenta en el renglón eléctrico implica, a futuro, la regulación del capital privado en toda la economía mexicana.

Hasta ahora, la política seguida por el presidente sin nombre ha posibilitado elevadas ganancias a los machuchones, de dentro y de fuera del país, por lo que difícilmente aceptarían cambios a las reglas del juego.

Consciente de esta situación, el presidente sin nombre pretende llevar a cabo una gira nacional para tratar de obtener el respaldo popular; movilización, con la cual espera desacreditar las voces discordantes, con la esperanza de conformar un ejército social como un elemento de presión adicional de  negociación.

Lo cierto es que el teatro en atril mañanero dejó de ser la herramienta privilegiada en el ejercicio de la gobernanza. El exceso en su uso desgastó su efectividad; hoy es salvavidas de un ejecutivo anegado.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

¿Qué tienen en común el Tren Maya y la reforma eléctrica? En el primero no se iba a talar ningún árbol y, en la segunda, “no se va a expropiar ni un tornillo».

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@Edumermo

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