PULSO/ Hablando de carajos y dobleces

EDUARDO MERAZ. Con o sin dobleces, cero y van dos veces que el vecino del norte impone erigir un muro a la migración. Tanto Donald Trump como Joe Biden ya le encontraron el “modito” al presidente sin nombre y sin gracia para que, a pesar de sus berrinches, cumpla su papel de conserje o guardia de seguridad.

Con el republicano, fue necesario la amenaza de imponer impuestos a los productos mexicanos que ingresaran al mercado estadounidense. Ahora con el demócrata, bajo la envoltura de la integración económica, se busca el control migratorio y la contención del tráfico de drogas.

Así lo acaba de dar a conocer el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, que deja en claro la verdadera postura asumida por el mandatario sin gracia en sus tratos con su principal socio comercial, por la buena o por la mala.

Mientras el presidente sin nombre y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, de dientes para afuera alzan la voz, se dicen defensores de la independencia y quieren influir en la agenda del mandatario Joe Biden, Salazar reveló el plan del gobierno mexicano “para blindar esa zona sur del país”.

El muro -como lo denominó el diplomático norteamericano- será fundamental para resolver problemas comunes y frenar a los migrantes y el contrabando de estupefacientes que se dirigen a la frontera norte.

Ken Salazar fue bastante explícito sobre los alcances del plan cuatroteísta para el Istmo de Tehuantepec, pues México ha hecho bastante para invertir en ese corredor y en los dos puertos de Salina Cruz y de Coatzacoalcos, y eso tiene una ventaja grande para la integración económica.

Por parte de Estados Unidos, dice que en su caso desde su llegada a nuestro país en septiembre pasado, su atención se ha centrado en atender y fomentar las inversiones bilaterales en esa región, las cuales, recordó, llevan décadas estancadas.

Y develó parte del interés oculto de ese programa de inversión binacional que, según algunas informaciones podría ascender a 30 mil millones de dólares en el futuro, que es acordar una agenda muy buena para la seguridad por ahí, por el Istmo de Tehuantepec, porque es más fácil vigilar 300 kilómetros, en esta región que 3,000 kilómetros en la zona desértica limítrofe del norte.

Con ello, habrá un doble filtro en la zona sur del país; uno en la frontera con Guatemala y Belice y, el otro a lo largo de todo el Istmo de Tehuantepec, siguiendo la ruta del Tren Transístmico.

Habrá que conocer a fondo las características de esta cooperación de México y Estados Unidos, por aquello de que se pretenda establecer un modelo similar al prevaleciente durante décadas en el Canal de Panamá, en detrimento de la soberanía nacional.

Los carajos para los mexicanos que no coinciden con el mandatario sin gracia y los berrinches hacia el exterior para que inviten a los cuates a la Cumbre de las Américas, en realidad son poses para  negar que fue doblegado por segunda vez por su principal socio.

Ser ahora el patio delantero, no hace gran diferencia de cuando México era considerado patio trasero. Por ahí le han dado al presidente sin nombre un estrecho margen para moverse y no quede ante los ojos de los ciudadanos como un mandatario subordinado.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Más importante que carajo por la llegada de los 500 médicos cubanos, es el que el presidente sin nombre debe aplicar a las autoridades de salud por los  cientos de miles de medicamentos que se echaron a perder en Veracruz y Tabasco -al menos lo que se sabe hasta ahora, y otro por los estantes vacíos y las muertes causadas por ese comportamiento negligente, tan propio del cuatroteísmo.

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@Edumermo

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