PULSO/ Encima de mis caprichos, nada

EDUARDO MERAZ. Acorralado por caprichos y fantasmas, el presidente sin nombre, sin gracia y sin lucidez, saca a relucir debilidades y complejos, decidido  iniciar el camino sin retorno hacia el autoritarismo pleno y sin límites.

En un arranque de coraje  por quítame esas patas,  decide expropiar un millón de metros cuadrados en Quintana Roo, en aras de que nada estorbe o retrase la construcción del Tren Maya y pueda inaugurar «la etapa constructiva» del proyecto en la fecha prometida.

El argumento de «utilidad publica» esgrimido en el decreto expropiatorio suena más a berrinche en vez de una auténtica razón de Estado, pues se supone el terreno expropiado debió  contemplarse desde un principio en el proyecto original y no al cuarto para las 12.

El echeverrismo tardío y vengativo aplicado por el mandatario sin nombre constituye una muestra del elevado grado de desesperación que se respira en Palacio Nacional, contaminando la gobernanza y gobernabilidad.

Antecedente del citado decreto expropiatorio fue el cambio en la ruta original; le siguió la declaración de «ocupación temporal inmediata» y más adelante la calificación de obra de seguridad nacional.

La escalada seguida por el presidente sin gracia, está lejos de ser reflejo de un genuino interés de  salvaguardar el presupuesto -en lo que va del año se le han entregado más de 17 mil millones de pesos adicionales- o el medio ambiente.

Obedece al irritado estado de ánimo del ejecutivo sin lucidez, quien  difícilmente acepta algún tipo de rechazo a su sacrosanta voluntad.

Conforme avanza el sexenio y se agotan las posibilidades de cumplir las promesas y compromisos asumidos,   se hace evidente el debilitamiento de la estabilidad emocional del presidente sin nombre.

No se da tiempo para evaluar; actúa a botepronto y según sus instintos e intestinos, lo cual genera incertidumbre y desconfianza no sólo en los distintos órdenes y niveles de gobierno, sino fundamentalmente con el sector privado nacional o foráneo.

Ya habíamos advertido del paralelismo entre los últimos años del gobierno deLuis Echeverria y como pintan los de su discípulo.  El conflicto con Estados Unidos y Canadá,  en el marcó del T-MEC y la expropiación de terrenos en Quintana Roo, confirman esta tendencia autoritaria.

Mientras los caprichos presidenciales sigan marcando la agenda gubernamental, el desarrollo nacional se seguirá  posponiendo y el sueño de acabar la pobreza puede terminar en pesadilla para millones de mexicanos.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

No es la intención del presidente López Obrador que México salga del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, dijo esta noche Marcelo Ebrard, qu9en afirmó que no hay indicaciones del presidente en ese sentido.

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