PULSO/ Descomposición

EDUARDO MERAZ. Conforme transcurre el gobierno actual, los signos de descomposición cuatroteísta aparecen por todos lados y muestran la decadencia de quienes lo encabezan. La supuesta transformación, para corregir el desastre previo, se ha traducido en una administración desordenada y en ruinas.

Los mexicanos hemos pasado de “casi el paraíso” prometido al “infierno transformador”, donde las mentiras y el engaño ya no alcanzan a esconder el deterioro económico, social, político y cultural en el que nos ha hundido “la mafia de la ineficiencia”, que busca transformarse en la nueva “mafia del poder”.

Así lo demuestran las propias cifras oficiales, por ejemplo, en materia de deuda pública. Sin supuestamente haber contratado nuevos empréstitos, ya se adquirieron mayores compromisos a los asumidos por Enrique Peña Nieto.

con base en datos de la Secretaría de Hacienda, deuda pública, en casi cuatro años se incrementó en más de dos billones de pesos, alrededor de 20 por ciento más de la existente hasta el último día de noviembre de 2018, y de ese nuevo aumento, la mitad corresponde al rescate de Pemex y la CFE.

Para darnos una idea más precisa, si al inicio de la gestión del presidente sin nombre, sin gracia y sin lucidez, cada uno de los mexicanos debíamos poco más de 90 mil pesos; cuando faltan poco más de dos años para su conclusión, ya debemos  más de 110 mil pesos por persona.

Es decir, gracias al gobierno de la austeridad republicana, la honradez y la no corrupción, cada año aumenta individualmente el endeudamiento en cinco mil pesos, pero en condiciones adversas, con menores posibilidades y opciones para poder hacerle frente, en medio de un escenario de nulo crecimiento económico y pobreza salarial.

Ante estas limitantes económicas, la inseguridad y la violencia, decenas de miles de compatriotas han decidido abandonar “el infierno transformador” para buscar “asilo económico y de seguridad”, allende el Río Bravo y enviar recursos -remesas- a los familiares que siguen purgando en territorio nacional la condena del desdén y nulidad gubernamentales.

Gran parte de las políticas adoptadas por el mandatario sin lucidez, con base en ocurrencias y caprichos -supuestamente emanadas del pueblo-, han terminado por naufragar entre la ineptitud y la corrupción del oficialismo y la diversificación del crimen organizado.

Y aunque en apariencia el gobierno gasta menos, los mexicanos pagamos triple y hasta cuádruple tributo para sobrevivir en México: los impuestos por actividades productivas y consumo, el subsidio al gobierno por los servicios que no brinda, sobre todo en salud y educación; y los derechos de piso a funcionarios y delincuentes, o a ambos.

Todos estos elementos más las continuas descalificaciones desde el teatro en atril mañanero a diversos sectores de la población, nos han convertido en una sociedad con mala educación, desunida, confrontada y desconfiada. Heridas que no se curan con vitacilina o con detentes.

Por eso no debe extrañar que la gangrena de la ineptitud se haya expandido por todo el cuatroteísmo y, en consecuencia, a manera de respuesta la población empiece a reaccionar para impedir su propagación y, de ser necesario, pensar en la amputación de las áreas que huelen mal por el grado de putrefacción.

Conforme se aproxima el final de la administración cuatroteísta, se evidencia más y más el deterioro de una gestión pobre  en ideas y resultados, tan lejos del paraíso y cerca del infierno.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Dice, la chica de rojo, Claudia Sheinbaum, que sus giras de fin de semana es “porque tenemos nuevas tareas que nos ha dado el presidente. No vengo como jefa de Gobierno, sino vengo como parte de este movimiento a platicar un poco sobre esta nueva reforma democrática que ha planteado el presidente”. ¿Y el mandato que le dieron los ciudadanos?

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@Edumermo

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