PULSO/ Deltacron en Morena

EDUARDO MERAZ. ¿Qué tan letal podría ser el coronavirus político que está infectando a Morena? A la cepa de la corrupción se suma la de la desconfianza interna y, conforme avanza el proceso de sucesión, ambas se han fusionado, para conformar una nueva variante, cuyos efectos nocivos están por verse.

Como acontece en el gobierno cuatroteísta en sus intentos por minimizar los efectos de la pandemia, en el partido en el poder las manifestaciones de división recientes van más allá de un simple descontento -catarro y tos- y pueden propagarse de forma masiva.

Las pugnas y purgas -Ricardo Monreal, dixit- al interior del partido guinda cada vez se pueden ocultar menos.

La siembra de cadáveres en Zacatecas y Veracruz, constituirían la expresión más cruda de los diferendos existentes entre quienes tienen el control en ambas entidades, como un claro síntoma del elevado grado de descomposición entre grupos del morenismo.

En apariencia existen tres cepas predominantes en el Movimiento de Regeneración Nacional. Dos de ellas reconocidas por el presidente sin nombre y sin estatua; y otra, sin aceptación oficial, pero con presencia dentro y fuera de Morena.

El involucramiento de funcionarios de todos los niveles y órdenes de gobierno, sin el uso correcto de cubrebocas, ha sido uno de los factores de propagación del coronavirus político guinda y amenaza con causar bajas o confinamientos que resten vitalidad al partido político, de cara a las reformas aún pendientes de aprobación.

La correlación entre encuestas y pruebas diagnósticas aplicadas, resulta insuficiente, por su carácter selectivo, para conocer la profundidad de la enfermedad, el descontento y la desconfianza respecto de los responsables del manejo de Morena.

De igual manera, negar el contagio de la corrupción entre los miembros del oficialismo, ha propiciado que está cepa no sólo sobreviva a causa de una inadecuada planeación en la aplicación de las vacunas, sino adquiera características de inmunidad, con la posibilidad de volverse un mal endémico.

La aparición del “Deltacron” en el organismo de Morena, se presenta justo cuando se encuentra pendiente la aplicación del refuerzo, la revocación de mandato, que permitiría fortalecer las defensas del cuatroteísmo y evitar un buen número de decesos políticos, al menos hasta el fin de la actual administración.

Esta nueva variante, sin embargo, al conjugar los aspectos más dañinos de las originales, delta y ómicron -corrupción y desconfianza- resultaría más difícil de combatir, sobre todo por los distintos métodos recomendados por las cepas predominantes en el partido guinda.

Está por demás señalar que ni el gel anticorrupción, ni los detentes y estampitas y mucho menos el VapoRub que recomiendan los líderes morenistas, el mandatario innombrable y Mario Delgado, resultan ser buenos antígenos.

Si acaso, tales remedios caseros y esotéricos podrían contribuir a que sea solo una cepa la que adquiera carácter endémico en el morenismo. Como se ve el panorama de pugnas y purgas, parecería muy difícil puedan evitar nuevos decesos, políticos y de los otros, en tanto se determina la predominancia.

Para el resto de los mexicanos, el escenario ideal sería lograr el confinamiento únicamente en Morena del coronavirus político. El contagio hacia el resto de la sociedad sería de gravísimas consecuencias para la democracia, pues debilitaría el sistema inmunológico que le da sustento.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

La Presidencia de la República carece de atribuciones para presentarle INE un plan de austeridad, señaló el consejero José Roberto Ruiz Saldaña, quien destacó que el organismo gasta en función del modelo comicial vigente, del cual la izquierda luchó por el formato que hoy se tiene, así que no debe acusar al Instituto de que cuesten tanto las elecciones.

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