PULSO/ “Cucando” al Tío

EDUARDO MERAZ. De los dobleces a la supuesta dignidad, ha sido el salto sin red de protección del presidente sin nombre y sin gracia en su relación con Donald Trump y Joe Biden. Lo que antes aceptaba sin chistar, hoy son baladronadas, que parecen ser el último resquicio en el cual puede sostener su popularidad.

Conforme avanza su sexenio sin resultados para pasar a la historia como uno de los mejores mandatarios, las únicas evidencias de su paso por la primera magistratura son tropiezos y fallas sin fin en la administración federal, convirtiéndola en un amasijo, donde nadie asume responsabilidades y las soluciones siempre se posponen o forman parte de un futuro sin fecha de caducidad.

Hace poco más de dos años, de manera expedita le concedió al presidente estadounidense que siempre ofendió a los mexicanos su deseo de tener no uno, sino dos muros en las fronteras norte y sur de México para contener la migración, sin costo para el gobierno norteamericano,

A cambio, México obtuvo la suplencia en la disminución de la producción de petróleo, cuando la OPEP+ tomó esa determinación; a la fecha, se desconoce si México pagó esa deuda o aún debe cubrirla.

En cambio, con Joe Biden ha adoptado la religión protestante, donde nada le embona. El presidente sin gracia se queja del financiamiento estadounidense a  organismos privados con ideas diferentes a la suyas, cuando ese mecanismo tiene quinquenios de cumplir su tarea, incluida la administración Trump.

Pero no repela cuando esos recursos se canalizan a instituciones públicas, que son las que reciben los mayores montos.

Presenta en fechas recientes demanda por el tráfico de armas de Estados Unidos a México, fenómeno también añejo, pero presta poca colaboración para combatir el tráfico de enervantes de aquí para allá, lo cual ha permitido al crimen organizado aumentar su control en territorio mexicano.

Reclama al gobierno de Joe Biden no entregar los recursos para financiar sus programas sociales en países de Centroamérica. Pero es poco agradecido por las millones de vacunas donadas para combatir la pandemia, lo cual le permitió ser obsequioso con otras naciones y hasta que varios miles de dosis se echaran a perder.

Eso sí, prefirió aplicar dosis del antígeno ruso, Sputnik, al magisterio nacional y ahora pretende aplicar la vacuna cubana, Soberana,  a los millones de adolescentes mexicanos entre los 12 y 17 años, ninguna de las cuales tiene la aprobación de los organismos internacionales de salud.

Como no encuentra eco en sus sueños guajiros de recuperar el liderazgo tercermundista, en especial en América Latina, hace berrinches porque no han invitado a las dictaduras de Nicaragua, Venezuela y Cuba a la reunión de la Cumbre de las Américas, a celebrarse el mes próximo en Los Ángeles, California.

En fechas recientes se ha visto que cuando las dificultades internas como el asesinato de periodistas o los riesgos en el espacio aéreo de la Ciudad de México se vuelven inocultables, su caballito de batalla es criticar las decisiones soberanas de Estados Unidos.

Andar “cucando” al vecino norteño, puede no ser una buena estrategia, sobre todo si se tiene en cuenta que más del 80 por ciento del intercambio de México con el exterior es con Estados Unidos y el incumplimiento en varios rubros del Tratado de Libre Comercio que ambos países tienen con Canadá.

Si cree que haber dejado de ser el patio trasero a convertirse en el patio delantero es un gran cambio, es desconocer el principio norteamericano de que Estados Unidos “no tienen amigous, sino intereses”.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Colegios, Asociaciones y Federaciones de médicos especialistas reprobaron la contratación de al menos 500 médicos especialistas de Cuba para trabajar en México, anunciada por el mandatario sin gracia, pues es un agravio para el gremio mexicano, además de que los cubanos no reúnen las competencias requeridas para ejercer esta profesión.

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@Edumermo

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