PORTAFOLIOS/ CQ, la nueva inteligencia

ALAN RAMÍREZ FLORES*. Para describir la potencia intelectual y las habilidades emocionales necesarias para trabajar de manera efectiva con las personas recurrimos al coeficiente intelectual, una medida de inteligencia introducida en 1912. Y 78 años después, en 1990, llegó EQ, que rastrea qué tan bien las personas perciben y entienden las emociones. Ahora surge una nueva métrica para detectar el grado en el que una persona puede operar en un entorno de crisis.

El cociente de crisis es una dimensión para describir los atributos que los líderes necesitan para sobresalir. Incluye la capacidad de centrarse en lo que más importa y tomar decisiones frente a la incertidumbre.

Las crisis también exigen resistencia psicológica de los líderes que enfrentan incertidumbre y volatilidad.

CQ debe ser parte del léxico de gestión a medida que las empresas construyen sus modelos para evaluar y desarrollar futuros líderes. Los componentes clave incluyen la capacidad de simplificar la complejidad, priorizar, tomar decisiones cuando no tiene todos los hechos y cambiar de opinión.

Un CQ alto también incluye la capacidad de liderar con compasión y comprensión por lo que las personas necesitan y quieren, y poder equilibrar un mayor enfoque en escuchar con saber cómo y cuándo tomar decisiones difíciles. Es descubrir cómo ayudar a las personas y al mismo tiempo mantener el negocio en marcha.

Si asumimos que la complejidad, la ambigüedad y la disrupción solo van a aumentar con el tiempo, conviene analizar cuáles habilidades necesitan los futuros líderes de su empresa.

Esta nueva dimensión de inteligencia, que resulta crucial para crear la resiliencia empresarial ante una crisis, no es una idea determinante o con factores inamovibles. Esto porque lo que puede funcionar en una organización puede no ser efectivo en otra empresa. Sin embargo, si resulta muy importante.

Algunos componentes que si operan en la mayoría de las organizaciones son la agilidad de reacción, flexibilidad de acciones y decisiones, maximización de recursos, capacidad de escucha, creatividad, conformación de equipos proactivos e incluyentes y autoconfianza.

Sin duda, vivimos un momento crucial en la historia empresarial. Poco a poco se delinearán nuevos parámetros para actuar en momentos altamente convulsos, inciertos y llenos de incertidumbre como los que aparecen en esta era de la digitalización.

El CQ, en suma, es una previsión inacabada y aún difusa de quien podrá reaccionar de la mejor manera ante problemas que aún no conocemos. Es la capacidad de no dar nada por hecho e impulsar métodos y acciones diferentes que correspondan con el cambiante entorno en tiempo real con los recursos mínimos.

Un líder con alto CQ es el héroe en potencia que todos deseamos en nuestra organización.

*CEO de Coperva y autor de Liderazgo para todos

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