TERESA MOLLÁ CASTELLS
SemMéxico, Ontinyent, Valencia, España. Ya avisé que me pasaría por este espacio de vez en cuando para mantenerlo vivo y poder ir vertiendo no solo opiniones, también otro tipo de emociones. Pero necesitaba parar y respirar porque el 2023 fue un año emocionalmente bastante duro. Y, aquí estoy de nuevo, tachín…
Si, por fin acabaron las fiestas y ya podemos afirmar que ha comenzado el año con esa normalidad deseada y que las fiestas navideñas nos impiden.
Si el 2023 acabó con una cifra espeluznante de feminicidios en el Estado Español, el año recién comenzado avanza imparable en el mismo sentido. A pesar de que no he encontrado datos, quizás por las propias navidades, varias mujeres han sido agredidas sexualmente desde la noche de final de año y creo recordar que ya ha habido algún asesinato.
Pero si este tipo violencias machistas son espeluznantes y van en contra de la libertad y la dignidad de las mujeres en todo el mundo, lo peor es que gracias a las políticas neoliberales que legislan para que los deseos de, mayoritariamente hombres, se conviertan en leyes e incluso en leyes que amordazan a quienes no piensen como ellos, el retroceso en derechos de las mujeres es un hecho.
La última noticia que he conocido esta mañana es que la OMS puede acabar nombrando a quien se describe a sí mismo como “una activista transfemenina, académica y zorra” para colaborar en su primera guía mundial sobre “atención de afirmación de género”. Así, tal y como suena y con todas sus letras. Os invito a que leáis el artículo enlazado para que veáis por donde van a ir los tiros en los próximos años, si desde el feminismo no conseguimos parar esta barbarie.
En el Estado Español y bajo la capa de la diversidad algunas fuerzas políticas que se autodefinen como de izquierdas, parte del PSOE incluido, han forzado la aprobación de la llamada Ley Trans que consagra los derechos de una minoría, bastante minoritaria, por cierto, en detrimento de los derechos de la mitad de la población: Las mujeres y las niñas.
Su pretendido borrado no es posible biológicamente hablando, pero lo van a seguir intentando en el ámbito social más amplio, intentando a su vez, silenciar las voces del feminismo radical clásico. El que defiende la agenda feminista histórica y que, por supuesto, está en contra no solo de este borrado de las mujeres, sino también contra la explotación de mujeres y niñas tanto reproductivamente con los vientres de alquiler, como sexualmente con la prostitución. Y que, en ambos casos, se utiliza, también, el argumento del deseo tanto de paternidad como el de satisfacción sexual masculina para la explotación de mujeres y niñas.
A lo largo de los últimos cuatro años de gobierno, solo se ha avanzado en aquello relativo a la satisfacción de los deseos masculinos, puesto que no se ha avanzado nada en la abolición del sistema prostitucional, ni en la derogación de la instrucción vigente para la inscripción de las criaturas compradas por vientres de alquiler. Nada. Y se han llamado el gobierno más feminista de la historia. Se han perdido cuatro años de oro en lo que a reivindicación de la agenda feminista se trata, mientras han aumentado los asesinatos machistas de mujeres a manos de hombres que alguna vez dijeron amarlas.
Se ha confundido el hecho de que hubiera más mujeres en el gobierno con que dicho gobierno fuera feminista. A lo que también hay que sumar la arrogancia y prepotencia de las dirigentes del Ministerio de Igualdad que han abandonado la agenda feminista abrazando los postulados neoliberales de la llamada teoría Queer que han supuesto un frenazo en las ambiciones y en la agenda del movimiento feminista.
Lo que peor llevo de todo es lo que ha ocurrido en los últimos días con el nombramiento de la nueva directora del Instituto de la Mujer, una mujer feminista radical y a la cual esta gente que lucha por el borrado de las mujeres ha “obligado” a pedir disculpas por sus reparos feministas a la ley trans durante su tramitación. Lo llevo fatal, por su significado literal, pero sobre todo por la carga simbólica que conlleva.
En fin, esperemos que con el nuevo año las fuerzas se hayan renovado y que la agenda feminista sea nuevamente la agenda de las mujeres y que podamos recuperar parte de las reivindicaciones que fueron aparcadas por la anterior cúpula del Ministerio de Igualdad. Ese es mi deseo para el nuevo año.