ARTURO ZÁRATE VITE. En política, por varios sexenios, la mujer más poderosa lo fue la maestra Elba Esther Gordillo, al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Con poder para hablar por teléfono con gobernadores, secretarios y hasta el mismo presidente. Clave en la movilización electoral para contribuir a darle la mínima ventaja a Felipe Calderón en las elecciones de 2006 e influyente para opinar en el nombramiento del o la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Hizo subsecretario a su yerno Fernando González Sánchez, diputada a su hija Maricruz, senadora a Mónica (QEPD) su otra hija y diputado a su nieto René.
Poder que no le fue suficiente cuando quiso imponer su criterio magisterial en la reforma educativa en el sexenio anterior; no solo fue desplazada sino también llevada a prisión, lo que puso punto final a lo que había construido, ya no pudo regresar a la dirigencia de su sindicato ni lograr el registro de un nuevo partido (Redes Sociales Progresistas). Después de su excarcelación, su mayor éxito público ha sido la boda con su abogado.
Para quienes conocen los intestinos del magisterio, están conscientes de que no es sencillo estar al frente. Atribuyen a un presidente la llegada de Elba a la secretaría general del SNTE y también a un presidente su salida. La maestra tiene su mérito, porque tuvo la inteligencia para mantenerse varios sexenios, hasta que perdió el respaldo presidencial.
¿Y ahora quién es la mujer más poderosa en política?
Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno en la Ciudad de México, es favorita para alcanzar la candidatura presidencial de su partido.
Ha sabido remontar la tragedia del Metro, dejar atrás el episodio del Colegio Rébsamen y desligarse de la historia de su ex esposo Carlos Imaz, involucrado en videoescándalo por recibir dinero del empresario argentino Carlos Ahumada; aunque en la lucha por la sucesión sus adversarios no van a dejar de restregarle estos temas y otros.
Si bien es sabido que cuenta con la simpatía de Palacio Nacional, lo que le ayuda para abrir puertas y ganar adeptos, también ella ha demostrado que sabe tejer en política.
No es casual la influencia que ha conseguido en la Cámara de Diputados y en el Senado; Aleida Alavez (vicecoordinadora de su grupo parlamentario en Diputados) y César Cravito (vocero de la mayoría en el Senado) operan a su favor.
Hay hechos recientes significativos que confirman el poder de Claudia. La visita a su oficina de candidatos y candidatas de su partido en las próximas elecciones estatales.
La carta de respaldo al presidente Andrés Manuel López Obrador firmada por gobernadores de Morena.
Y la desactivación en el Senado de la comisión especial creada para investigar abusos de poder en Veracruz, en particular la detención de José Manuel del Río, quien se desempeñaba como secretario técnico de la Junta de Coordinación Política.
Sobre este tercer punto, justo antes de que desapareciera dicha comisión, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, acudió a las oficinas de Sheinbaum para firmar acuerdo sobre cooperación digital.
Otro elemento importante en el equipo de Claudia es Martí Batres, como secretario de Gobierno en la Ciudad de México. Operador con experiencia, ha sido líder nacional de Morena, diputado y actualmente senador con licencia.
En este contexto, en este momento, en política nacional, con la mirada puesta en el 2024, Sheinbaum sería la más poderosa.
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