>> Secuestro masivo podría ser indicativo de un estado rebasado por el crimen
>> Pugna delictiva por control territorial sería el motivo del “levantón”
>> Nuevamente queda en evidencia el programa “abrazos, no balazos”
MARIO DÍAZ
H. Matamoros, Tamaulipas. Sin que necesariamente debe tomarse como una novedad, lo cierto es que el secuestro masivo ocurrido recientemente en Culiacán, Sinaloa, es una evidencia más de la impunidad de los cárteles de la droga y la inutilidad de la estrategia “brazos, no balazos” del gobierno de la Cuarta Transformación.
Si bien es cierto que los sicarios “se tentaron el corazón” y liberaron a la mayor parte de los 66 secuestrados-incluyendo 20 menores de edad-también es cierto que no se trató de un “gesto humanitario” sino de una estrategia para “calentar la plaza”, allá en la capital de Sinaloa.
Al margen de la gravedad del asunto y el temor natural de los “levantados” para hablar de la odisea y presentar denuncia formal en contra de sus captores, muy mal lucieron al abordar el tema tanto el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR como el gobernador de esa entidad federativa, RUBÉN ROCHA MOYA.
Mientras el huésped de Palacio Nacional intentaba minimizar el llamado “tercer culiacanazo” indicando que las fuerzas del orden ya estaban en acción, el mandatario sinaloense pretendió tender una cortina de humo, primero, afirmando que se trataba de “hechos presuntamente ocurridos” y que se trataba de “versiones no confirmadas” y, segundo, finalmente reconocer el secuestro masivo al externar públicamente que “son cosas que lamentablemente ocurren”.
Ha trascendido que la pugna de los hermanos IVÁN ARCHIBALDO y JESÚS ALFREDO GUZMÁN SALAZAR con su tío AURELIANO GUZMÁN LOERA, quienes se disputan el control territorial de Sinaloa, habría derivado en el secuestro masivo de familias residentes en distintas colonias urbanas y comunidades rurales de la ciudad de Culiacán.
La violenta irrupción de personas armadas el pasado 22 de marzo para realizar el “levantón masivo” sería consecuencia del enfrentamiento ocurrido un día antes en la sierra de Badiraguato entre ambos grupos delictivos antagónicos, son saldo de tres sicarios de los hermanos GUZMÁN SALAZAR asesinados, calcinados y decapitados por pistoleros al servicio de AURELIANO GUZMÁN LOERA (a) El Guano.
En ese contexto, Los Chapitos habrían ordenado el secuestro masivo en colonias de Culiacán para “calentarle” la plaza a su tío, como represalia por la ejecución de los tres sicarios.
Sea como fuere, la realidad es que los habitantes de la capital de Sinaloa viven con temor y en zozobra como consecuencia de la impunidad de esos poderosos grupos de la delincuencia organizada que prácticamente han rebasado al gobierno de RUBÉN ROCHA MOYA.
La presencia de los Batallones del Ejército Mexicano y personal elitista altamente capacitado para situaciones de riesgo muy seguramente contribuirá a generar cierto ambiente de seguridad y tranquilidad, aunque, eso sí, momentáneamente.
Tal parece que soldados, marinos y la Guardia Nacional son enviados como “apagafuegos” en lugares de conflicto, pero no con la orden y estrategia de enfrentar a los individuos fuera de la ley, que lo que realmente se requiere para su sometimiento.
El programa del gobierno del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR en materia de seguridad pública, “abrazos, no balazos”, prácticamente no ha logrado su cometido ni tampoco la estrategia de “atacar las causas” respaldando económicamente a los jóvenes con el objetivo de que no se integren a los grupos delincuenciales.
En plena campaña presidencial, resulta prioritario el tema de la inseguridad que mantiene en zozobra a habitantes de gran parte del territorio nacional; sin embargo, desafortunadamente, las candidatas con mayores posibilidades de triunfo no aciertan a ofertar un argumento convincente acerca de cómo le harían para devolver la paz y tranquilidad a los mexicanos.
La continuidad del programa “abrazos, no balazos”, y mantener a los militares en las calles por parte de CLAUDIA SHEINBAUM, y el slogan “por un México seguro” de XÓCHITL GÁLVEZ, son argumentos que simple y sencillamente no logran convencer a los electores.
Por lo tanto, mientras las aspirantes a relevar al presidente LÓPEZ OBRADOR en el Palacio Nacional se desgañitan ofreciendo lo poco probable, los ciudadanos de buen vivir tienen que seguir sufriendo las consecuencias de la extorsión, el secuestro o cobro de piso, ante la diversificación del delito del crimen organizado y la impunidad para llevar a cabo sus acciones delictivas.
DESDE EL BALCÓN:
I.-Pues resulta que la ciudad de Culiacán, Sinaloa, lleva tres escenarios que han etiquetado negativamente a ese municipio del Pacífico mexicano.
Los hechos violentos sucedidos en 2019, 2021 y ahora en marzo de 2024, no hablan bien de la entidad que gobierna RUBEN ROCHA MOYA.
Ni hablar.
Y hasta la próxima.