>> Sección XXX permite el Grito pero no el regreso a clases
>> Poco más de 700 mil alumnos resienten los efectos del conflicto
>> Mesas de diálogo y paro escalonado causarían un daño menor
MARIO DÍAZ
H. Matamoros, Tamaulipas. El conflicto surgido hace dos semanas entre el gobierno de Tamaulipas y la Sección XXX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha dejado, entre otras, un par de lecturas: la inoperancia política gubernamental y la rudeza innecesaria magisterial.
Además, un saldo negativo que requiere de un profundo análisis y reflexión: 700 mil estudiantes de nivel básico sin clases desde hace trece días; polarización de criterios entre los maestros tamaulipecos; suspensión temporal de trámites para prejubilación, suspensión temporal de los desayunos escolares y, lo más lamentable, que Tamaulipas volvió a ocupar espacios mediáticos negativos a nivel nacional.
Si bien es cierto que hoy se reanudan las negociaciones con la participación directa de autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la dirigencia nacional del SNTE, también es cierto que el conflicto podría prolongarse por tiempo indefinido hasta en tanto los mentores afiliados a la Sección XXX consideren resueltos los 22 puntos del pliego petitorio.
Al margen del resultado que, obviamente, tarde que temprano volverá a la normalidad, la realidad es que ambas partes en conflicto no estuvieron a la altura de las circunstancias que requieren de diálogo, prudencia y tolerancia.
El titular de la Secretaría General de Gobierno, HÉCTOR JOEL VILLEGAS GONZÁLEZ, prácticamente fue rebasado por el movimiento magisterial y, peor aún, exhibido públicamente por el secretario general de la Sección XXX del SNTE, ARNULFO RODRÍGUEZ TREVIÑO, durante la visita del gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA al lugar del plantón magisterial.
Como es del dominio público, la General de Gobierno es la instancia responsable de conocer y mantener en armonía la política interna en el territorio tamaulipeco; al titular prácticamente le “explotó el petardo” en sus manos con las consecuencias ya conocidas y que prevalecen hasta el momento.
En contraparte, haciendo gala de su poderío como organización sindical-lo que está fuera de toda duda-el dirigente estatal del magisterio optó por aplicar rudeza innecesaria en un conflicto que subió de tono prácticamente “de un día para otro”.
RODRÍGUEZ TREVIÑO convocó al paro total en las instituciones educativas de nivel básico y la toma de los Centros Regionales de Educación, apretando la marca con el plantón frente al Palacio de Gobierno a escasos días de la ceremonia del Grito de Independencia.
La falta de tacto político gubernamental y el exceso de fuerza sindical no permitieron ni tan siquiera el análisis y solución de la mayor parte de los 22 puntos del pliego petitorio en donde destacan el pago de prestaciones y la renuncia de la secretaria de Educación en Tamaulipas, LUCÍA AIMÉ CASTILLO PASTOR.
Desde cierta perspectiva, tal vez el paro de labores escolares escalonado y la libertad de funcionamiento de los Centros Regionales de Educación podrían haber contribuido a un menor impacto en el conflicto y, sobre todo, que más de 700 mil estudiantes no hubieran perdido sus clases a escasos días de haber dado inicio el presente ciclo escolar.
De ahí que se presume que la actitud del profesor ARNULFO RODRÍGUEZ TREVIÑO es derivada de un interés político y no precisamente de la defensa de los derechos de los profesores, máxime que es un problema que vienen arrastrando desde el sexenio anterior.
Por lo pronto, de acuerdo a lo declarado por RODRÍGUEZ TREVIÑO, su nombre y movimiento de inconformidad fue conocido directamente por el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR y por el líder nacional del SNTE, el profesor ALFONSO CEPEDA SALAS, con todo y lo que ello implica en materia político-electoral.
Supuesta o realmente, a petición de ambos, el magisterio tamaulipeco levantó el plantón que mantenían frente al Palacio de Gobierno de Tamaulipas para permitir la celebración de la ceremonia cívica del Grito de Independencia.
Por lo pronto, quiérase o no, la realidad es que la medición de fuerza final determinará si el Ejecutivo Estatal cede a la exigencia magisterial para dar de baja del gabinete a la titular de secretaria de Educación en Tamaulipas, LUCÍA AIMÉ CASTILLO PASTOR.
La salida de la funcionaria estatal representaría un duro golpe político para la IV Transformación en Tamaulipas y sentaría un mal precedente; mantenerla en su cargo y no aceptar el chantaje de la Sección 30 del SNTE, representará una derrota para el secretario general ARNULFO RODRÍGUEZ TREVIÑO sin importar la solución positiva del resto de los puntos del pliego petitorio.
Mientas tanto la moneda sigue en el aire.
Y usted ¿a quién le va?
DESDE EL BALCÓN:
I.-Sin dejar de reconocer que son fuerzas políticas con marcada diferencia, el conflicto del magisterio tamaulipeco con el gobierno estatal dejó en claro los criterios opuestos entre ARNULFO RODRÍGUEZ TREVIÑO y el profesor NAIF JOSÉ HAMSCHO IBARRA, quien resultara derrotado en la pasada contienda de relevo en la dirigencia de la Sección XXX del SNTE.
El argumento principal de HAMSCHO IBARRA es que el paro directo es el último recurso y luego de agotarse la capacidad de diálogo.
¿Cómo la ve?
Y hasta la próxima.