Creer significa liberar en sí mismo
lo indestructible o mejor: liberarse o mejor aún:
ser indestructible o mejor aún: ser.
Franz Kafka
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
El papa Francisco visitó México en el año 2016, un viaje apostólico de seis días en el que lanzó fuertes mensajes en pleno gobierno de Enrique Peña Nieto, el último priista en la presidencia. El pontífice habló de violencia, pobreza, migración y no dudó en tocar el tema de los desaparecidos cuando el mundo miraba al país por lo ocurrido con los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Con todo y sus grandes, grandes pecados y excesos del clero mexicano, algunos han jugado un papel importante en la denuncia social. Así sucedió con Alejandro Solalinde, un cura que trabajó con migrantes y que fue él, mediante sus contactos, que comenzó a hablar de la posibilidad de la cremación de los normalistas en el tiradero de Cocula. Luego me dijo, cuando la visita de Francisco, que iba a hacer todo lo posible para entregarle una carta sobre el caso. La historia ya la conocemos, aquel Solalinde se transformó en un incondicional de López Obrador y guardó silencio sobre los temas como desaparecidos, narcotráfico y migrantes, vendió la sotana.
No es tema menor que la mayoría de los mexicanos siguen procesando el catolicismo, 77% y le sigue dando un gran peso a sus líderes, y ellos lo saben y lo ejercen. Ahí están las denuncias como las del obispo Jesús Rangel sobre el narcotráfico, sus abusos y el actuar del gobierno.
Previo a la elección del 2024, el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, denunció a servidores públicos de convivir con el crimen organizado, el cual, afirmó, buscaba influir en el proceso de ese año.
En otros casos, hay testimonios de que obispos han intentado mediar con el crimen organizado para mitigar la violencia que consume a varios estados del país, incluso se le preguntó al vocero de la Santa Sede y guardó silencio. De hecho, el papá Francisco pudo tener conocimiento del tema.
Los problemas de México son temas que maneja bien el nuevo papa, León XIV, su estancia en Perú y cercanía por el norte y el sur lo ponen en contexto de lo que se sufre en esta latitud y no podrá ser ajeno, eso lo saben en Palacio Nacional y seguramente no les entusiasmará… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.