A fin de cuentas, pensar libremente significa
también distanciarse del cuerpo.
Salir de esa jaula que te limita.
Romper las cadenas y
simplemente darle alas a la mente.
Haruki Murakami
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Estamos a unas horas de que inicie la contienda electoral por la presidencia y el presidente López vive el peor momento de su administración, sigue peleando con sombras, está furioso por el estigma de “narcopresidente”, por las notas periodísticas y para su egolatría debe ser terrible haber perdido la autoridad moral y sobre todo el poder que se le escapa como agua entre los dedos.
Pero el escenario que ha preparado el presidente pone en riesgo a la elección, aquí se lo he dicho, no mantener la serenidad por parte del presidente que debería ser ejemplo y ser violento, hostigar y transgredir la Ley pensando en que él está por encima de la normatividad corre el riesgo de que la violencia salte de lo virtual en las redes a la realidad de muchos descontrolados, hay violentos en ambos bandos.
Cuando López dio a conocer el número celular de la reportera del NYT y luego lo repitió en otra mañanera es una invitación, una aceptación a que no le disgustó la guerra de filtraciones de las que fueron víctimas sus cercanos, su gabinete y hasta su corcholata. Luego del otro lado cobraron venganza en lo que parece un juego pueril, pero no lo es, hubo hasta amenazas de muerte y violencia verbal que se busca erradicar. ¿Qué pasaría si esto hubiera pasado en tiempos de Peña Nieto o Felipe Calderón? ¿Se hubieran limitado a decir no exageren? ¿Pues que cambie de número?
Así poco a poco desde Palacio Nacional van enrareciendo el entorno del arranque de campaña, no solamente es López contra los medios, es la violencia que se vive y que ya hasta cobró la vida de 9 precandidatos, el más reciente el de Miguel Ángel Zavala precandidato de Morena en Maravatío, Michoacán, esto durante la visita del embajador de EU en México, Ken Salazar quien admitió incluso que la mayoría de las armas que ingresan al país provienen de EU. Ahí está la duda si a las instituciones les alcanza para blindar la elección de la operación de los cárteles de la droga, la imposición de candidatos y sobre todo de más violencia.
Lo que debería ser una fiesta de la democracia para elegir a la primera mujer presidente de México, puede resultar en un proceso turbulento impulsado desde el púlpito del señor presidente que no va a sacar las manos del proceso, ya lo dijo que va a cuidar la elección denunciando, aunque no sea autoridad electoral, que peligroso cuando además de todo lo anterior el Pejelagarto se siente por encima de la Ley… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.