MIRADA VIOLETA/ Guerra sucia y campañas electorales

GUADALUPE RAMOS PONCE*

SemMéxico, Guadalajara, Jalisco. Creo que este proceso electoral me va a dejar sin “amigas”. En las últimas semanas he conminado a distintas personas con las que comparto espacio de comunicación por WhatsApp, compañeras de mis años escolares o incluso de mujeres políticas, para que no compartan cadenas de información falsa conocidas como fake news; les hago hincapié que son peligrosas y les digo que forman parte de la guerra sucia electoral y que es necesario luchar contra la desinformación. Como respuesta, me han bloqueado, se han salido del grupo o de plano me dicen que cada quien tiene derecho a formar parte de esa cadena de desinformación.

La experta en el tema Charo Toscano, analiza cómo es que las noticias falsas manipulan nuestras decisiones. Uno de los casos más escalofriantes de desinformación en política se produjo en la campaña de 2018 que convirtió a Jair Bolsonaro en el 38º presidente de Brasil.

Las mal llamadas fake news (noticia falsa) es una información inventada que se presenta de tal manera que parece real.  Lo que define a una fake news es la intencionalidad. Para que exista una mentira, tiene que existir la intención de hacer creer. Sin intencionalidad, no sería una mentira, sino un error.

Las noticias falsas no son una broma ni un chiste, porque el objetivo no es que pasemos un buen rato. Las noticias falsas se caracterizan porque tienen siempre un objetivo pernicioso. Entre los más importantes figuran el económico, es decir, ganar dinero y el ideológico, es decir influir en nuestro pensamiento.

Las noticias falsas son peligrosas y a veces, pueden decidir los designios de un país. Ya ocurrió, por ejemplo, en las elecciones de Brasil de 2018, que Jair Bolsonaro ganó en la segunda vuelta. Aquella fue una campaña de diseño de laboratorio, en la que se aplicaron innovaciones tecnológicas. El resultado fue una monumental campaña de guerra sucia muy cuestionable desde un punto de vista democrático.

Los estrategas de Bolsonaro organizaron una potente cibertropa integrada por individuos con experiencia militar que, junto a usuarios políticamente motivados y compañías de comunicación locales e internacionales, pusieron en circulación un contenido malicioso que invadió miles de grupos públicos y privados de WhatsApp. Una descomunal intoxicación informativa en un país donde el 66 por ciento de los votantes leían por entonces información política a través de esta vía.

Por poner sólo algunos ejemplos, entre los bulos más difundidos por los grupos de WhatsApp estaba el relacionado con el supuesto kit gay (un libro de educación sexual para utilizar con niños de 6 años) o un proyecto de ley que autorizaría la legalización de la pedofilia.

Tal fue la montaña de basura informativa que una investigación del periódico Folha de S. Paulo desveló después que el 97 por ciento de las noticias que compartían en sus móviles los seguidores de Bolsonaro era falsas o manipuladas.

El de Brasil es un ejemplo extremo, pero real, de desinformación en unas elecciones. En un caso así, sólo podemos hacer dos cosas: aprender a identificarlas y detener su propagación.

En el caso de México, en el actual proceso electoral, hay toda una campaña orquestada de desinformación respecto de la candidata presidencial de Morena: que si es atea, que si es judía prestamista, que si va a cerrar la basílica de Guadalupe, que si va a desaparecer la propiedad privada, que si le va a cambiar el nombre a nuestro país y un largo etc., etc., etc., instrumentada a través de una guerra sucia en donde el miedo y el enojo son los instrumentos de control y las campañas negativas son la estrategia que se sostiene a través de las noticias falsas o fake news.

Investigadores del “Massachusetts Institute of Technology” han llevado a cabo un estudio que ha demostrado que las noticias falsas tienen un poder preocupante, pues llegan a mucha más gente que la información verídica y pueden incluso alterar el criterio para distinguir entre lo que es cierto y lo que es falso. Según el I Estudio sobre el impacto de las fake news en España, un 86% de los españoles no distingue con facilidad las noticias inventadas de las reales.

Las afirmaciones falsas son desastrosas, nos cuesta trabajo distinguir las fake news y, sin embargo, sus consecuencias pueden ser desastrosas porque las noticias falsas ponen en peligro la libertad al pretenden crear un estado de desinformación para influir en determinadas decisiones políticas. Estas noticias desorientan a la ciudadanía y puede llevar a tomar decisiones de manera equivocada, como votar a partidos racistas,  xenófobos y extremistas.

Por lo que seguiré insistiendo en mis grupos de interacción social que dejen de compartir las falsas noticias que generan miedo e incertidumbre en el proceso electoral. No importa que me quede sin “amigas” y me sigan bloqueando de sus cuentas, prefiero eso a mirar impávida la guerra sucia electoral sin decir nada.

*Dra. María Guadalupe Ramos Ponce

Coordinadora de CLADEM en México

Profesora Investigadora de la UdeG.

@dralupitaramosp

[email protected]

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