LIBROS DE AYER Y HOY/ Sin  identidad. Millones de ancianos sin huellas

El problema de la desaparición  de huellas con la edad, puede estar afectando a miles de adultos mayores en el país

TERESA GIL. Las pruebas dactiloscópicas que son solicitadas en  muchas partes en este momento, se niegan a salir en millones de personas de la tercera edad que ya carecen de huellas. Ya desde 2018 cuando había en el país  15 millones 400 mil personas de 60 años y más, que representaban el 12. 3 por ciento de la población, el problema estaba presente.  Es un proceso natural que se inicia a partir de los 63 años en las mujeres y los 66 en los hombres y que se va acentuando de acuerdo a como avanzan los años. De los 82 años a los 90, las marcas de nacimiento que son únicas, están  en plena desaparición. El problema se agudiza con la obligación  que se impone desde varias instancias, como los bancos, que obligan a todas las personas a usar los sistemas digitales y  que muchos ancianos no conocen. Sin huellas y sin  conocimientos digitales,  miles de personas de la tercera edad que viven solas, 1.7 de esa población, quedan en  el desamparo. Para dar pensiones o para realizar gestiones bancarias, las instituciones y bancos están exigiendo que el solicitante grabe sus huellas. Lo mismo en pasaportes, credenciales y otros documentos que son imprescindibles.

AVANCE EN  IDENTIFICACIÓN DACTILAR DEL SIGLO XIX, QUE AÚN FUNCIONA

Aunque el antropólogo inglés Francis Daltron fue el pionero en descubrir que las huellas son únicas en el ser humano, es el croata Juan Vucetich quien radicado en Argentina con sus padres  lanzó al mundo el sistema dactiloscópico que desde entonces empezó a funcionar como forma de marcar certeramente a personas culpables o no. Eso porque se extendió su uso en la función policíaca a la par que servía como forma de identificación en todo tipo de documentos. El Centro de Digitalización argentino es profuso en recordar que de ese país surge realmente la gran difusión  del uso de las huellas dactilares y su sistematización. Al darse a conocer al mundo ese sistema, las fichas dactilares fueron uno de los mayores apoyos policíacos de fines de aquel siglo y el pasado. Actualmente se han encontrado otros sistemas de identificación como el ADN, pero el sistema de huellas todavía se  aplica y lo vemos permanentemente en  instituciones y algunas empresas  como los bancos que se toman esa libertad, que habrá que investigar si es legal.

LAS HUELLAS QUE PIERDEN AL ASESINO, POCO MENCIONADAS EN  OBRAS

Las  grandes antologías que lanzó  Ediciones Acervo en Barcelona desde 1964 y que  todavía relumbraban entrados los ochenta con temas  policíacos, del oeste, terroríficos, de anticipación, rusas y autores escogidos, reunió a centenares de los grandes escritores en esos temas, muchos de los cuales no los imaginábamos en ellos. Y los que pese a todo, no publicaron ningún  título en el que se mencionaran huellas o pistas. Pasamos de Dickens a Cherteston, Steinbeck el Nobel, Poe, Maupaussant, Collins, Wells, Poe, Leblanc, entre esa gran concentración, con otros tantos que hicieron época y no quedaron en  la memoria de la gente. Uno de ellos es Robert Arthur, casi olvidado pese a que fue uno de los favoritos de Hitchcock que se alimentó de sus muchos relatos  en su programa Hitchcock presenta. Creó la serie juvenil Los tres investigadores que deben haber inspirado a Roberto Bolaño en Los detectives salvajes. En el relato de Arthur, Las ancianas dirigen la encuesta ( Antología de las mejores novelas policíacas, Acervo 1971, Barcelona), dos ancianas que son hermanas Florence y Grace, tratan de resolver un crimen a partir de la técnica de famosos detectives y así, se inspiran en  Ellery Queen, John Dickson Carr, Maurice Leblanc, Stuart Palmer, etcétera, en busca de los datos y las huellas acusadoras de la muerte de un  sobrino. Finalmente recordando a los famosos detectives Poirot, Perry Mason, lord Peter Wimsey y otros, en lugar de huellas al no hallarlas, se van sobre la evidencia. Y llegan a La carta de Edgar Allan Poe y descifran el crimen.  Felices de su triunfo se  marchan en barco a conocer en Inglaterra la sede  de Scotland Yard. Y quien sabe, le dice una a la otra siguiendo las huellas de Holmes, “a lo mejor podemos encontrar una habitación en Baker Street”. Los tiranos del norte recalcaron las huellas como un status permanente en su canción:

LA HUELLA DE MIS BESOS

Podrás  cambiar de nombre

de patria, de todo

modificar tu rostro, tu historia

tu modo.

Pero por más que borres

que limpies, que cambies,

la huella de mis besos

tendrás en la cara.

 

Y ahí estarán mis besos,

pegados siempre a tí.

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