TERESA GIL. Cuando todo mundo se prepara para darse un baño de amor y de amistad, una noticia agrede a los más necesitados: el huevo sube de precio, porque las ponedoras tienen frio. El caso está en manos del organismo que menos ha cumplido en la 4T, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). A lo mejor lo ha hecho en otros menesteres de largo alcance, pero en los comunes, que son los que afectan al consumidor proletario, su eficacia ha sido rala. Ahora hay escasez de huevo y como suele suceder, las grandes tiendas le cargan la mano al comprador actuando como diría el mejor alburero,”con pocos huevos”. El procurador Ricardo Sheffield ha dado una explicación que es lógica por los aires invernales, pero que suena un poco a broma ya que el problema se debe a que las gallinas simplemente tienen frio. Reaccionan pese a su plumaje, igual que cualquier ser humano o animal peludo. El invierno conspira contra la más importante fuente de proteínas para el mexicano y el precio disparado también se somete a las vicisitudes de la economía y al abuso vecino. Estados Unidos agobiado también por la falta de huevos, en muchos sentidos, compra muchas remesas a México, causando la escasez que ya se presenta en algunos lugares. El kilo cuesta 42 pesos, pero en tiendas diversas se dispara de 50 pesos en adelante. El funcionario ha llamado no caer en ese abuso y buscar opciones exigiendo los 42 del precio real.
SIN HUEVOS. PERO PROBLEMAS QUE PUEDE SOLUCIONAR PROFECO, NO LO HACE
Ante las alzas incontenibles que le echan la culpa a la cuesta de enero, Profeco se agazapa. Pero lo hace también en asuntos que se relacionan con esa procuraduría y dobla las manos ante un empresariado que usa la fuerza de sus guardias para agredir a personas de la tercera edad. Mientras la política actual ha dedicado una parte importante a los adultos mayores del país, una Secretaría, la del Trabajo y la Profeco, violan las normas dictadas por el sexenio y desmerecen a la gente de esa etapa. La primera permitiendo de nuevo que los ancianos envuelvan mercancía en las tiendas de autoservicio, obligación que es de la propia empresa, sin que de parte de esta haya ningún pago. Ellos no dan nada a los adultos mayores. Tiene que ser el consumidor el que pague. Ahí entra Profeco que no advierte a las empresas de su abuso. Pero se hace cómplice con ellas, ante la agresión, en este caso personal de una clienta de la tercera edad, que fue no solo perseguida, y sobajada por sus guardias, sino encerrada por más de una hora, privada ilegalmente de la libertad. Y todo por negarme a presentar un recibo de compra, cuya entrega prohíbe legalmente la propia Profeco La denuncia que presenté, tuvo como respuesta dos días después: Improcedente. Ahí si, que faltaron huevos.
El CASO DEL HUEVITO QUE DEJÓ UNA SORPRESA
María Rosa Negrín, escritora argentina de literatura infantil, nos deja esta sorpresa en su editorial Biblioteque, que también suelen dar los huevos, sobre todo por el nombre que usa la gallina. Un huevo con sorpresa:
Mamá dejó una sorpresa
justo debajo de esta mesa.
Puso un huevito,
en su tibio nidito.
Un pic pic estoy sintiendo,
¡Uy, la cáscara se está rompiendo!
Vamos a ver que sorpresa
nos dejó la gallina Teresa:
¡Un pollito barrigón!