LIBROS DE AYER Y HOY/ El abuso en privilegios y el olvido de la historia

TERESA GIL

Mientras la grilla judicial transitaba precariamente por las calles de la Ciudad de México sin el arranque que esperaban, el olvido de la memoria de las leyes que ellos mismos dicen interpretar, quedó en evidencia en la misma fecha. El 22 de octubre de 1814, fue decretada la primera Constitución mexicana en la ciudad de Apatzingán.  Antes,  el 14 de septiembre de 1813  había sido presentado por su autor don José María Morelos y Pavón, el documento Los Sentimientos de la  Nación (Secretaría de cultura 2010) documento singular que fue pasado de largo en estas fechas, cuando se mueve por el suelo la miseria de una protesta inmoral. El origen real de lo que acuña muchos de nuestros principios, está en esos documentos que hablan de entrada de antiesclavismo. Y es fundamental tenerlos presentes porque los ciudadanos  independientemente de un derecho que puede ser vilmente interpretado, se mueve por principios. Y esos se cumplen y se llevan, en el diario vivir.

MORELOS YA ADVERTÍA EN 1813, SOBRE LOS QUE USAN EL ERARIO A SU FAVOR

Hace 210 años, el gran cura de Michoacán, con una gran claridad jurídica, advertía de los asuntos fundamentales a los que se enfrenta un gobernante. El se refería celoso sobre todo de los bienes nacionales, que por su revisión actual muchos fueron cedidos a extranjeros y  nacionales, en regímenes pasados. Y da una lección de reforma hacendaria a los cobradores oficiales del futuro, Y desde luego a los que explotan el erario para vivir como reyes. Lo que fue motivo de defensa en la marcha del 22 de octubre. De vivir, Morelos se hubiera quedado sorprendido de la coincidencia de fechas y de que lo contrario sea posible.  El ya lo contemplaba en la salida de la primera norma. En sus adelantadas propuestas pusieron el ojo sus enemigos y fue detenido y llevado ante la nefasta Inquisición y fusilado en 1815, en San Cristobal Ecatepec. Tenía 50 años.

LA CONSTITUCIÓN TIENE ESPERANZAS, SEGÚN DIEGO VALADÉS

La embestida que está dando la Suprema Corte a los poderes ejecutivo y legislativo motivo de la marcha pasada, y cuya masividad no fue lo que se esperaba, puede llevar a desenlaces graves. Uno de ellos más retardo en la justicia. La profunda crisis por la que atraviesa el Poder Judicial de la Federación, agrede sobre todo la vigencia de la Constitución actual. Finalmente, ese poder es el responsable de su vigencia e interpretación. Si pese a su letra, la norma es deformada en la interpretación como lo hemos visto en los últimos tiempos por motivos políticos, todos estamos en peligro.  Un simple artículo puede decidir nuestra vida. Lo hemos visto en otros países en los que un poder define la vida de toda una población. En Estados Unidos, por ejemplo, con el caso del aborto de una Corte fascista, en Brasil y otros países, con la decisión judicial en torno a gobernantes legítimos a los que depusieron a partir de una ley. Esta discusión se mantiene en muchos países porque parece que hay una insurrección general en ese poder, que con solo su uso de mala fe puede desquiciar a un país. Al respecto, uno de los estudiosos de la Constitución, Diego Valadés, destacó en su momento, que en caso de crisis, la Carta Magna tiene tres opciones: “Mantenerse en vida latente por tiempo indeterminado, produciendo un déficit de ingobernabilidad creciente; ser objeto de una revisión a fondo para imprimirle una orientación democrática radical, que permita a la sociedad hacerla suya de nuevo o ser reemplazada por otra constitución”. O sea, en el último caso, un nuevo constituyente, que ponga en su lugar, agrego, al Poder Judicial de la Federación.

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