TERESA VALDÉS BETANCOURT (SemMéxico, Colima, Colima). Incorporar la mirada femenina a cualquier proceso de investigación académica, social y hasta política modifica todos los posibles resultados. Esta verdad de Perogrullo quizás impide profundizar en los estudios aprobados con tiempo previsto del Sistema Nacional de Investigadores en México, creado desde 1984, para reconocer la labor de las personas de ambos sexos, dedicadas a producir conocimiento científico y de tecnología.
La complejidad que significa hurgar en las investigaciones para encontrar datos históricamente omitidos sobre la presencia femenina en acontecimientos y en la sociedad convoca precisamente a las propias mujeres que aporten esta nueva perspectiva para eliminar el viejo adagio de “las mujeres sin historia”
A propuesta de la Bancada de Género del H. Congreso del Estado de Colima, su coordinadora, diputada Eva Bustamante Morales estimula la búsqueda de textos de literatura femenina publicada sobre mujeres del territorio con el firme propósito de agruparlos, a fin de crear una biblioteca especializada en estos temas.
En esta búsqueda, apareció el origen de la publicación Colección Encuentros de la Dirección de publicaciones de la Universidad de Colima, iniciada desde 2017, a través de las palabras de la maestra Guillermina Araiza Torres que exponen la intención de su creación para dar a conocer, “la forma en que ciertas mujeres han podido sobreponerse a la inequidad de género, la disparidad de oportunidades de desarrollo, o simplemente han sabido aprovechar a su favor y el de otras personas, su talento y su capacidad.”
La primera publicación Dos miradas sobre la historia del movimiento feminista en Colima: Ma. Elena García Rivera y Elisa Ramos Jiménez, escritos por las autoras Aimé Tapia González y Karla Kae Kral, resultó un testimonio de la presencia femenina en la sociedad y propició que, cuatro mujeres se juntaran en este texto como parte del proyecto de la Asociación Colimense de Universitarias ACU.
Así el texto, expone en dos amplias entrevistas con Ma. Elena García Rivera, la maestra Nena y Elisa Ramos Jiménez, reconocidas activista del feminismo.
Sus testimonios exponen circunstancias, procesos, historias individuales que construyen la existencia de estas mujeres representantes de su tiempo, que aportaron su quehacer en aras de hacer un mundo mejor y más habitable. Vale recordar que fue en Colima, donde después de 26 años de aprobado el voto femenino, se abrigó a Griselda Álvarez Ponce de Leen poeta y política, para elegirla como primera mujer gobernadora de México en 1979. Las autoras investigaron, verificaron datos, revisaron historias y fueron construyendo un texto absolutamente feminista para hacer visible su participación social.
Y como muestra un botón en dos párrafos:
“Después de cuatro décadas de luchar sin tregua en el activismo feminista, Elisa no parece desanimada en absoluto: He trabajado duramente estos años sobre la problemática de las mujeres y en ese camino estoy, me lo dicta mi pensamiento, mi consciencia y mi deseo (Elisa Ramos entrevista publicada en1917) …Con esa determinación que caracteriza a las grandes mujeres, comparte su testimonio que, a nuestro juicio, constituye una fuente de sentido para la comprensión del feminismo colimense.”
En la entrevista con Ma. Elena García, se resalta un párrafo, en el cual la maestra Nena, reflexiona sobre la necesaria e imprescindible colaboración y relación que deben existir entra las mujeres, según una entrevista documentada desde 2015:
“Entonces para mí lo más grande es la capacidad de las mujeres para trabajar jutas pese a que fuimos educadas para pelearos por el príncipe azul, para enemistarnos entre nosotras y por eso, nos cuesta mucho trabajo ser solidarias o ser cómplices en el buen sentido de la palabra”
En las Reflexiones finales del libro, Dos miradas sobre la historia del movimiento feminista en Colima: Ma. Elena García Rivera y Elisa Ramos Jiménez, las autoras coinciden en esta valoración de complicidad con sus protagonistas entrevistadas cuando afirman:
“Tanto Elisa como Ma. Elena reconocen el papel central que desempeñaron sus abuelas, esas madres doblemente sabias, en la conformación de sus identidades, experiencias que nosotras también hemos tenido. Ahora bien, nombrar a las abuelas -reales y simbólicas- constituye, asimismo, una tarea feminista imprescindible para comprender a sí mismas y confiere sentido a aquello que las rodea.”
Resulta imprescindible, propiciar el acceso a la literatura feminista, porque aporta un paso de equidad para exponer nuestros propios puntos de vista, tradicionalmente omitidos por la cultura patriarcal. Las mujeres de ayer y hoy siempre vivas, estamos presentes y debemos ser visibles para las otras generaciones de estudiantes y del público en general.
@Letra Clara