PALABRAS MÁS/ Demagogia multitudinaria 

¿Han visto ustedes un gesto de ternura

en el rostro de un loco dormido?

Jaime Sabines

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ (@arturosuarez). López Obrador añora aquellas marchas multitudinarias con las que llenaba el Zócalo de la Ciudad de México, así lo hizo muchas veces porque el momento lo ameritaba para meterle presión al régimen de Vicente Fox, de Felipe Calderón o de Peña Nieto. Sin duda López era el mejor para la movilización claro que siempre recibía ayuda de organizaciones que simpatizaban, del PRD y sus legisladores que “aportaban” recursos para los acarreados, ahora se desgañitan con aquello que no son iguales, pero como se parecen a la hora de poner en práctica aquellas viejas mañas de los priistas del siglo pasado donde por cierto se formó el actual presidente.

Tampoco se le puede regatear al Pejelagarto que fue el político de oposición más importante del país hasta el 2018 en que ganó la presidencia, ahí lo perdió todo, aquel gran estratega no supo cómo mantenerse intacto, se traicionó o quizá mostró su verdadero rostro de clasista, racista, traicionó, mintió y ahí están varios de los que fueron parte de su gabinete que se convirtieron en sus feroces críticos, lo peor fue que nunca entendió que se trataba de administrar, de tener logros y al no hacerlo se radicalizó y tiene que estar constantemente reafirmándose que es el mejor presidente de México, pero sólo para su mente.

En la calle y con el pueblo bueno el caudillo se siente rey, aunque lejos quedaron aquellas caminatas en las que se abría paso a empujones entre la multitud, en su mitin del pasado sábado hubo hasta una doble valla que impedía que sus fanáticos se le acercaran, dicen que todos somos iguales pero la plaza estaba dividida por secciones porque ellos hacen diferencias, igual que antes ¡el pueblo se chinga!, o quizás ahora si piensan en la seguridad del PRESIDENTE y que bueno porque la polarización es profunda y se va a poner peor. A pesar de que había una gran cantidad de morenistas en la plaza, algo faltó, nunca se llenó, aunque López lanzó otro de sus discursos patrioteros algo faltó que no entusiasmó como antes, aunque los titulares de sus medios afines dicen otra cosa.

Ya que parte de la vida política del país se ha convertido en una guerra de marchas, pues vienen otras fechas significativas para que se puedan realizar eventos, que tal el día del niño por aquellos que no tuvieron sus tratamientos contra el cáncer, o el 10 de mayo por las madres buscadoras que se les ha ido la vida o las viudas de los mineros de esas que se burla Manuel Bartlett, que tal el día de la Santa Cruz por aquellas obras que siguen en construcción a pesar de que hubo magnos eventos para su “inauguración”, hay fechas obligadas que seguro ya están planeadas para ir despidiendo a López como los aniversarios de la Independencia y Revolución, que tal otra marcha para el 2 de noviembre por los muertos de Calderón, Peña Nieto y los de López, el último con el sexenio más violento, 148 mil 976 muertos, 333 mil 102 por la pandemia.

Según el diccionario, cuando se habla de demagogia se debe entender como: “Empleo de halagos, falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer a los ciudadanos y convertirlo en instrumento de la propia ambición política.” Cualquier parecido con López Obrador es mera coincidencia, pero además se puede ser un demagogo exitoso y estirar por muchos años la aceptación de la ciudadanía, ser un buen seductor de las masas, aunque ninguno ha sobrevivido al efecto corrosivo del tiempo y la historia suele desnudarlos y para no ir lejos aquí tuvimos a López Portillo, Carlos Salinas y Vicente Fox, así que ya sabemos para dónde se encamina el tabasqueño.

Un aniversario más de la expropiación petrolera con una refinería de Dos Bocas que ha salido carísima, de un proyecto de 8 mil millones de dólares inicialmente se les fue a 14 mil millones  de dólares y puede ser más, un proyecto de combustible fósil en plena era del cambio a las energías limpias, y que por cierto no ha dado su primer litro de gasolina, esa que prometieron bajar y que luego se echaron para atrás, en la época de los superiores morales, de los humanistas con su “peso fortachón” sigue costando más de un dólar el litro de la gasolina o un kilo de tortillas… pero mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima.

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