*Lo que hace AMLO todas las mañanas es propiciar -de mala manera, mala leche o como quiera calificársele- una confrontación entre mexicanos bordada en las insidias, los chismes y las discordias que siembra, idéntica a la que la falange sembró entre las familias españolas, con la idea de facilitar la Guerra Civil, o de la misma manera que los nazis impulsaron la noche de los cristales rotos
GREGORIO ORTEGA MOLINA. Azorado me deja la actitud y comportamiento de muchos de los valedores de AMLO y su 4T. Aseguran, para justificarlo, que la confrontación entre mexicanos no ha sido propiciada por su palabra, sino que viene de antaño, porque los mexicanos somos racistas por naturaleza.
No les falta razón, lo somos en actitud y comportamiento, de la misma manera que sucede en todas las naciones y en las diversas culturas. Muy pocos son los humanos que cumplen con la exigencia cristiana de ver al prójimo como un hermano y abrazarlo, por afecto, amor y deseos de compartir. ¿Quién o quiénes dan su túnica a quien no tiene?
En diversas ocasiones he señalado cómo en la novela de la Revolución, destacan los pasajes de racismo y/o desprecio que se da entre mexicanos. Recuerdo con claridad el trato que -referido por Martín Luis Guzmán- Eulalio Gutiérrez da a Eufemio Zapata, quien tuvo a su cargo el cuidado de Palacio Nacional. O la manera en que los “revolucionarios” ocupan las casas de los ricos porfiristas.
La confrontación entre humanos es inherente a su manera de ser. Desconfían de lo que no conocen, por ignorancia, y de lo que es mejor, superior o inferior a ellos. Los nazis expoliaron a los judíos por temor a su cultura y sus costumbres, pero sobre todo por su dinero, como lo hizo Isabel de Castilla unos siglos antes.
Lo que hace AMLO todas las mañanas es propiciar -de mala manera, mala leche o como quiera calificársele- una confrontación entre mexicanos bordada en las insidias, los chismes y las discordias que siembra, idéntica a la que la falange sembró entre las familias españolas, con la idea de facilitar la Guerra Civil, o de la misma manera que los nazis impulsaron la noche de los cristales rotos.
No se han sopesado -con seriedad ni exactitud- las consecuencias de la política de AMLO al necesitar de la discordia y la confrontación para sostenerse en el poder, pero los efectos de esa reiterada consigna mañanera contra periodistas y las diversas mafias del poder, ya se manifiestan en la endeblez de la seguridad pública y los abusos de algunos miembros de las Fuerzas Armadas en función de policías.
La balcanización llama a la puerta.
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