*Todo indica que los caudillos desean hacerse otra vez con el poder. Pero Álvaro Obregón le dio un lugar a José Vasconcelos y su obra educativa; Plutarco Elías Calles fue creador de instituciones, y Cárdenas colocó a los militares en su nicho, no por debilidad, sino por conocer de los requerimientos del quehacer político para recuperar el proyecto de nación surgido de la Constitución
GREGORIO ORTEGA MOLINA. Lo que ahora sucede en México es de espanto, porque casi todos, o posiblemente todos los que ahora descuellan en el escenario político, mutaron o permutaron, tan solo por ascender económicamente o conservar sus niveles de vida, sin importar el decoro ni la involución de sus conciencias.
Rosario Robles transitó de la izquierda “nice” a ser la cara (con razón o sin ella) de la estafa maestra; Ignacio Ovalle, del despacho del poderoso secretario particular de Luis Echeverría, a la ingenuidad absurda del director de Segalmex, al que priistas mañosos engañaron. ¿Qué nos dicen, en verdad, las palabras de Andrés Manuel López Obrador al defenderlo? Las complicidades no requieren de mayor explicación. No es la regeneración de las conciencias, es la mutación perfecta para ocultar la hipocresía del quehacer político. Es cierto, no son los mismos, los de hoy son más sutiles en el arte del engaño al pueblo bueno y sabio.
En este momento perfecto de gatopardismo, la responsabilidad mutante de las Fuerzas Armadas es imposible de ocultar, y me refiero a ello en términos de su propia historia en el apuntalamiento o traición al proyecto surgido del movimiento revolucionario. Pavimentan el camino de la paz social y el ascenso de los caudillos al poder, sobre los cadáveres del Primer Jefe Venustiano Carranza y de los generales que estorbaron a las propuestas de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Lázaro Cárdenas del Río desapareció lo que ahora resucitan, como acertadamente apuntó Marta Anaya, es el regreso del sector militar.
El espíritu del artículo tercero constitucional en su redacción original, desapareció en el momento en que lo reformaron para callar a las “buenas conciencias”. Sustituyeron la formación de mexicanos con el compromiso de contribuir a un proyecto de nación, por las necesidades inmediatas de los gobiernos que mutaron el ideario educativo por la ideologización, ahora guiada por las luces de Hugo Chávez y la revolución cubana.
Todo indica que los caudillos desean hacerse otra vez con el poder. Pero Álvaro Obregón le dio un lugar a José Vasconcelos y su obra educativa; Plutarco Elías Calles fue creador de instituciones, y Cárdenas colocó a los militares en su nicho, no por debilidad, sino por conocer de los requerimientos del quehacer político para recuperar el proyecto de nación surgido de la Constitución.
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