Elvia Gomezturja
Ciudad de México, 24 de abril (entresemana.mx). Las buenas, verdaderas y leales amistades no se encuentran a la vuelta de la esquina, mucho menos en el caso de los famosos, cuando resulta aún más complicado hallar gente sincera que no busque algo más.
Tal es el caso de la amiga y colaboradora de Victoria Ruffo. Su nombre es Georgina Pastor; se conocieron en la primaria.
Han transcurrido más de cinco décadas y su amistad está basada en el respeto y el lazo se ha hecho más fuerte con los años.
Se conocieron en primero de primaria y en segundo ya eran amigas. Han vivido momentos tristes, alegres, aventuras. Sostienen una relación cariñosa y se dan espacio cuando es necesario. En tantos años Georgina no ha tenido diferencias con Vicky.
Resulta interesante el punto de vista de Georgina respecto a Vicky porque es desconocido. Ella recuerda el inicio de su relación: “Éramos un grupito de cinco amigas. Supongo que Vicky prefirió ser mi amiga porque tengo un carácter fuerte, una altura importante, una voz impresionante; entonces pensó ‘más vale que sea amiga de esta mona, a que sea mi enemiga’”. Ese fue nuestro acercamiento como compañeras de pupitre. Vivíamos en la misma zona de Satélite y uníamos voluntades para defender en el colegio a Gaby, que era la menor y estaba muy chiquita, de las compañeras abusivas. Marce (la otra hermana de Victoria) siempre ha sido muy independiente”.
Georgina siempre tuvo muy clara la vocación de Victoria: “Desde tercero de primaria me decía con gran seguridad: “Voy a ser famosa y voy a salir en la tele”. Georgina no le creía y le daba por su lado. Nunca le hizo caso, pero Victoria siempre tuvo esa visión de sí misma, la de ser actriz.
Compartían travesuras como empezar a fumar o volarse las clases de natación porque odiaban el espantoso traje de baño y el gorrito de plástico para proteger el cabello del agua, se copiaban en los exámenes y por las tardes llevaban a Georgina a casa de Vicky. Era más fácil porque La Pastor tenía tres hermanos varones y en casa de Vicky solo había mujeres.
Al salir del colegio Victoria y Georgina le daban rienda suelta al paladar: “¡Huy! éramos y somos fanáticas de los chamoys, chicharrones con chamoy líquido y en polvo. Somos dulceras, botaneras. Nos pierden los mamuts, los pingüinos, los bubulubus”.
No siempre es fácil ser amiga de una estrella. Hay momentos que la relación se torna un tanto incómoda. Por ejemplo, si están en un lugar público, la abordan fans para pedirle una foto, un autógrafo, platican con ella; pueden interrumpir una conversación privada, porque Victoria siempre ha permitido ese acercamiento de su público, y a lo mejor Georgina le platicaba un problema y se corta la intimidad.
Georgy la conoció sin ser estrella. A la vida de la artista ha llegado mucha gente, se han ido otras tantas y ellas han permanecido hombro con hombro durante 50 años.
Sobre si la protagonista de telenovelas ha resentido el triunfo en algún período de su vida, su amiga revela: “Se subió al ladrillo un tiempo. Se le fue la fama a la cabeza como es lógico porque era muy joven, pero su mamá y sus hermanas la ubicaron rápidamente. Su mamá hizo un gran trabajo con ella; en su casa era hija, hermana, aunque fuera fuese una estrella”.
Con el tiempo Georgina se convirtió en su fan. De las telenovelas de La Ruffo las que prefiere son La Fiera su primer protagónico, Simplemente María porque estuvo con ella apoyándola toda la novela y La Madrastra. Le gusta Cita a ciegas porque retrata a la Victoria que ella conoce: “Muestra el lado desconocido que mucha gente no ha visto de la actriz, su forma de ser, lo divertida que es”.
Georgina y Vicky vivieron un año juntas en Colombia cuando la actriz fue contratada para grabar Victoria; era su asistente. En Bogotá, donde se instalaron, se divirtieron aunque bregaron con el clima, ya que llovió el 95 % del tiempo. La familia las visitó en diferentes etapas, sus hijos pequeños Vicky y Anuar, el mayor José Eduardo, sus hermanas Gaby, Marce y su sobrina Mariana.
A pesar de la buena experiencia, les tocó un terremoto en 2007. Vicky salió con niños a comprar unas cosas y Georgina estaba en el departamento. Llegaron después de mucho tiempo, las comunicaciones, los teléfonos estaban interrumpidos. Finalmente regresaron al depa y Georgina bajó con unos pants verdes y con los pasaportes en la mano por cualquier imprevisto. Victoria le dijo: “Estás del mismo color que tus pants. Estás ¡verde! del susto”.
En Colombia recorrieron lugares turísticos los fines de semana. De lunes a viernes les era imposible salir. Desayunaban y cenaban en casa. La comida la hacían en los foros y sábados y domingos se desquitaban saliendo a restaurantes. Allá estaban Arturo Peniche, Edith González (+), Mauricio Aspe, Aylín Mujica, Diana Quijano, iban a comer en grupo. Si estaban de visita los niños, Georgina los llevaba a los parques y lugares cercanos porque los nenes estaban muy pequeños para estar en los foros.
En las mañanas Georgina le prepara el desayuno a La Queen: claras de huevo con jamón de pavo, jitomate, un poco de papaya y unas tostadas. Vicky llevaba una dieta muy estricta que facilitaba la cuestión culinaria.
En la tarde comían en la televisora: pechuga de pollo o atún con ensalada, era todo. Por la noche le cocinaba unas arepa-sopes. Llevaron desde México latas de chiles, frijoles, que no había allá, o si había saben diferente. De vez en cuando la chef Georgina preparaba una sopa de sobre, y ¡qué bueno! porque confiesa La Pastor que si hubiera tenido que cocinar: “Nos hubiéramos muerto de hambre las dos”.
Pastor vivió muchos años en Cancún y la actriz iba a visitarla y se quedaba tres meses. Vicky se iba a la playa y Georgina a trabajar. Comían o cenaban juntas y así ha sido toda la vida.
Georgina llegó desde hace cinco años a Pachuca en mayo de 2017. Es la secretaria particular de la Presidenta del Patronato, lleva su agenda, el contacto con los voluntariados, recibe gente con peticiones de medicamentos, sillas de ruedas; la señora Ruffo de Fayad apoya a los grupos más vulnerables.
Cómo ha cambiado la relación con su amiga y ahora su jefa: “Es un poco compleja la situación, explica, porque es mi amiga, pero también es mi jefa. En algún momento como amiga le puedo decir “No puedo” o “Estoy cansada”, pero como jefa aunque esté cansada o no pueda, lo debo hacer”.
Para salvaguardar la amistad si hay algún punto qué tratar, lo platican. Existe un gran respeto por la amistad y esperan no perderla nunca, mucho menos, por un problema ajeno a la misma amistad.
Y así será. Como decía Aristóteles: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”.
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