HISTORIAS EN EL METRO/ Águilas en vuelo

Ricardo Burgos Orozco

Ciudad de México, 01 de agosto (entresemana.mx). Casi todos los días paso por la estación Barranca del Muerto de la Línea 7, siempre corriendo, tratando de acomodarme de la mejor manera tanto en los andenes como en el interior del tren, sobre todo porque es una terminal muy saturada; se dice que por esta ruta circulan diariamente hasta 52 mil personas.

La gente por lo general tiene la idea de que el icono de la estación son dos buitres o zopilotes en vuelo, sin embargo, la realidad es que son dos águilas y el icono se registró así porque existe una colonia y una calzada cercanas llamadas Las Águilas. La terminal se encuentra entre las alcaldías Benito Juárez y Álvaro Obregón.

La historia del nombre de la estación y de esta zona de la Ciudad de México viene desde hace muchos años. Por ahí del año 400 había un volcán llamaba Xitle, en las faldas del Ajusco; hizo erupción; por ello, toda la región se llenó de material incandescente que se fue enfriando con el paso del tiempo y transformó el paisaje principalmente en barrancas pedregosas.

Según el historiador Fernando de Alva, el volcán hizo erupción el 24 de abril el año de 76 D. C. Ese día es conocido como de Nahui – Quiahuitl del año Tecpat. Una de estas formaciones que se hicieron a raíz de las erupciones del volcán Xitle, existió una que tenía una profundidad de más de 15 metros y un ancho que abarca lo que actualmente tiene esta avenida.

Esta barranca se usaba durante la Revolución como trinchera entre los ejércitos de Emiliano Zapata y Venustiano Carranza. Se dice que ahí se lanzaban los cadáveres de quienes resultaban muertos en la batalla.

Desde aquel tiempo, se comenzaron a difundir leyendas o relatos sobre las apariciones de almas en pena que rondaban las zonas cercanas a la barranca. Por eso se le empezó a llamar Barranca del Muerto.

Hasta 1984 se inauguró la Línea 7 del Metro, pero sólo en el tramo de Tacuba a Auditorio. Hasta diciembre del siguiente año se extendió la ruta hacia Barranca del Muerto y en 1988 llegó a El Rosario para completar 14 estaciones. Todavía recuerdo que en sus inicios no había muchos usuarios; me tocó viajar alguna ocasión en esta ruta y era muy tranquila, pero conforme se fue haciendo popular y necesaria se fue saturando más.

En junio de 2017 hubo una tromba en la Ciudad de México que provocó encharcamientos que colapsaron el Circuito Interior, a la altura del Bosque de Chapultepec, Paseo de la Reforma y otras zonas cercanas. La Línea 7 fue cerrada durante unas horas porque se temía un daño mayor en instalaciones y estaciones, pero después de hacer revisiones, se reanudó el servicio con algunos retrasos.

Sólo queda el nombre y sus leyendas en la terminal Barranca del Muerto; ya no hay barranca. Ahora hay mucha gente que va y viene a todas horas, paradores de camiones, un tránsito terrible y cientos de vendedores ambulantes de todo tipo en los alrededores.

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