ROCÍO FIALLEGA (SemMéxico, Ciudad de México). Duermes. El mundo se detiene. Mi ansiedad no encuentra el camino para que cada palabra transforme su sentido hasta el límite de la interpretación, busco en los bolsillos algún adjetivo para darle identidad a este momento. Una magia extraña me regresara al día primigenio donde cada madre abarca el sueño de sus hijos y ruega que sean inmortales.
Duermes. El cielo vuelve a ser. Aspirar para recorrer el universo interior. Expirar sonidos antiguos, depositados desde tiempos ancestrales, para devolverle al mundo su propia vida.
Duermes. Imaginas el mundo en agua. Todo está supeditado al mandato de ese movimiento continuo, como el mar, como amar. Cierras los ojos; nadando en ti misma; creas y recreas tu espacio vital.
Duermes. Sonrisa que prende la llama del mundo. Tus brazos aletean sobre el fuego primigenio para provocar un incendio de sentidos nuevos, sin palabras, con el dulce andar de tus ojos cerrados.
Duermes. Una flor te saluda por la mañana. Se ha preparado toda su vida para estar ante la luz de tus ojos. La tierra provee mientras ella va brotando desde la obscuridad.
Despiertas. Nada es nuevo, todo ha sido inventado para que estés aquí, cada historia y cada momento concatenado para que tus ojos y tus manos fueran parte de la magia de este juego nombrado Vida.