ADOLFO RAMOS ESPINOSA
Pasada la jornada electoral y conocido el resultado con el que MORENA borró del mapa a los partidos opositores, el año 2024 aparece catalogado con el término de funesto para las familias de candidatos y periodistas quienes han visto enlutados sus hogares.
Luego de la fecha de cruzar una boleta electoral, el panorama sigue siendo lúgubre en diversos municipios del territorio nacional. Siguen cayendo comunicadores y políticos locales.
La palabra macabro es el término ideal para describir este “proceso democrático” en que fueron electos presidentes municipales, gobernadores, diputados, diputados federales, senadores y presidente de la República.
El espectáculo, no podría ser más sombrío. Las cifras de los crímenes están más cerca de índices escalofriantes que de cifras positivas. Los números que alimentan las estadísticas de cadáveres regados en toda la República Mexicana, siguen en aumento.
Asesinados que pasan como un tema que se toma a la ligera, cual si la pérdida de vidas fuera un asunto cualquiera. Informes que se contraponen con la realidad.
Aunque la catarata de verborrea sigue inundando los escenarios oficiales y los espacios de los medios informativos.
Sobran las personas que en el absurdo de la inteligencia, se desgarran las vestiduras para acuñar frases con las que se pretende negar lo que diariamente se vive.
Candidatos ya electos que se ufanan de limpieza y transparencia, de honestidad y lucha contra la corrupción, mientras la vida nacional se inunda de sangre que a ellos ni les inmuta.
Pero ninguno de ellos ha tomado la palabra para condenar los crímenes arteros de candidatos a cargos de elección popular o de periodistas que fueron y son sacrificados en estados como Chiapas, Guerrero, Sinaloa, Veracruz, Michoacán, Tamaulipas o cualquier otra entidad federativa.
Las cifras generales de las víctimas no estremecen a nadie, lo que les impacta son los porcentajes de las encuestas amañadas y pagadas a empresas que se frotan las manos mientras engordan los bolsillos.
Triste panorama y lamentable saber que durante los más recientes 6 años, los asesinatos han alcanzado estadísticas que no merecen ninguna referencia de quienes buscan gobernar a los mexicanos.
Está claro que no es insensibilidad, sino estupidez de quienes abanderan causas mezquinas que les den popularidad sin importar la condición de quienes quedan en la orfandad, la viudez y la desgracia.
Tenebrosa realidad a la que nadie, de esos próceres que se desviven por acaparar las primeras planas, las pantallas o los espacios radiofónicos, le ha merecido el mínimo comentario.
Triste, pero la comunidad internacional está preocupada por la violencia en México, mientras aquí se pelean con arsenales de saliva que podrían manchar cutis maquillados como sus propuestas.
Términos como sicarios, mafias del poder, delincuentes electorales, rufianes, enemigos de las libertades políticas.
Sandeces y payasadas frente la muerte y el terror que se vive en México. Habrá quienes consideren pesimista la descripción, pero bastaría una sola referencia, una sola puntualización que públicamente se haya hecho en la verborrea que escupen los políticos gobernantes.
Una sola mención para saber que son solidarios con quienes han perdido a sus familiares.
No se les pide que derramen lágrimas alimentadas por la farsa que llevan dentro y fuera. Tampoco tenerlos de hinojos o sufrir junto a plañideras pagadas con recursos de los presupuestos oficiales.
Muchos menos, se pretende que porten ropajes ligados al luto, no. Simplemente escuchar que condenan, que exigen justicia para quienes han sido victimados en el entorno nacional.
Pero está visto que sería mucho pedirles. La sensibilidad no crece en matorrales, ni es acorde al bosque de sus ambiciones.
Los actores políticos, representantes de burdas comedias en las que los libretos están basados en la ambición, no tienen tiempo ni argumentos y menos la voluntad para referirse a las ejecuciones.
CORTITOS
En el combate al cobro de piso y las extorsiones no puede pasar desapercibido el caso de “La Parka”, a quien la Fiscalía General de Justicia del Estado de México ha logrado vincular a tres procesos entre los que se incluyen homicidios y chantajes acreditados.
Los latrocinios son practicados por 25 células de extorsión, entre las cuales se encuentran cárteles como la Familia Michoacana y Jalisco Nueva Generación. En el segundo informe de Gestión del fiscal José Luís Cervantes Martínez así se acredita.
Conforme a las cifras que se dan a conocer, los hechos rebasan con mucho la inactividad.
Por cierto, luego de 6 años, el Estado de México dejó de figurar como primer lugar en feminicidios.
En las Mesas de Coordinación para la Paz que encabeza la gobernadora Delfina Gómez también se ha sustentado que el delito de secuestro ha disminuido un 26.32 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior.
Ah, y nos hacen saber que el Fiscal General no ha echado al olvido ni ha archivado el caso de los funcionarios de esa dependencia que se enfiestaron y accionaron sus armas de fuego en el festejo. Habrá sanciones administrativas y judiciales. Menos mal que no hay tolerancia para los excesos y violaciones a la ley.