GERARDO CONDE. Dice el refrán mexicano: “que para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”, en otras palabras, con la balconeada en las redes sociales y en los medios convencionales, por la vida ostentosa y su vida conyugal de José Ramón López Beltrán, fue motivo de censura en esos espacios públicos, pero, además, dio lugar para desdibujar el modelo franciscano que pregona el inquilino de Palacio Nacional.
Ante tal evidencia, el inquilino de Palacio Nacional, se le borró su sonrisa sarcástica y tuvo que tragar sapos, para volver al rostro duro y sostener en la mañanera su frase clásica:
“No somos iguales”.
Pero, como dice la filosofía popular: “golpe dado, ni Dios padre lo quita”, el desencanto se extendió como humedad en todos los lugares mediáticos que hoy se utilizan para difundir, promover o golpear la Imagen de una figura que hoy ostenta una ética juarista, como ejemplo de vida.
Este hecho, puso sobre la mesa de la censura, algo extraordinario, en perjuicio del inquilino de Palacio Nacional, al mostrar que no es inmune a la corrupción, que es tan mortal como Peña Nieto, al tropezar con la misma piedra: Conflicto de intereses.
Ayer, la Casa Blanca, fue símbolo de podredumbre en el gobierno priista y motivo para censurar y convocar a la ciudadanía a que se sumaran a solicitar la renuncia de Peña Nieto, por sostener un compromiso de beneficios con la empresa favorita de su administración.
Hoy, el inquilino de Palacio Nacional, se enfrenta a una historia ya vivida por los mexicanos: como el primogénito se aprovecha de las ventajas del poder, para usufructuar las prerrogativas por ser hijo del presidente del país. Entiende que el apellido “López” en tiempos de la 4t tiene sus privilegios.
Sacarle jugo al apellido “López” en los círculos de los negocios públicos, ha sido la virtud del orgullo del nepotismo.
Este evento que parece un prietito en el arroz, puede ser la puerta para no solamente poner en evidencia la falsa honestidad del inquilino de Palacio Nacional, sino lo más significativo que descarrile el proyecto transexenal de la 4t.
Hagamos un recuento de daños de Imagen familiar.
Los casos de cohecho de Pio y Martín López Obrador, hermanos del inquilino de Palacio Nacional, no tuvieron el impacto mediático, legal y político que apostaban los opositores al actual régimen.
Evento que quedó en la anécdota de café.
Pero, el caso del hijo mayor del inquilino de Palacio Nacional, da lugar para que rebase la línea de la remembranza mediática, al ser motivo de atención no solamente por los panistas, por sus críticos, sino por ser interés de los gringos por ser un asunto de conflicto de intereses.
Este enjambre de actores le da un mayor peso, para poner contra la pared al inquilino de Palacio Nacional, al no poder quedarse en el baúl de los recuerdos presidenciales.
El trascender un asunto casero, en un tema público, hará que el inquilino de Palacio Nacional, se convierta en un personaje malhumorado, por ser un tigre herido, al pegarle en su orgullo franciscano y en su orgullo por emular a Juárez en su vida pública.
La evidencia de su hijo José Ramón, lo desnuda, como en su momento le sucedió a Peña Nieto, se le acabó la saliva de la honorabilidad.
No es casual, la confrontación del inquilino de Palacio Nacional, con Denis Dresser, con el payaso Brozo y con Carmen Aristegui, que fueron sus simpatizantes en su momento; hoy, los descalifique públicamente por prestarse a difundir y censurar la vida de su primogénito y poner en duda la ética política que sustenta la 4t.
El tema “López”, dará de que hablar en los próximos meses y se verá su potencialidad en puntos torales para el inquilino de Palacio Nacional, para contrarrestar a sus opositores, al rediseñar:
Su Imagen Pública, para seguir siendo la divisa de su discurso para seguir envolviendo al “pueblo sabio”.
Al convocar al “pueblo sabio” a que legitime su figura presidencial, al votar a su favor en la consulta de revocación de mandato.
A que los programas sociales y sus obras faraónicas, sigan siendo eje de su periplo personal para proyectarse como el defensor del “pueblo sabio”.
A invadir las redes sociales con contenidos que desacrediten a sus opositores. Y,
A obligar a su primogénito a que “calladito” aligera el apellido “López” en los asuntos públicos.
Ya se verá quien gana en este juego de vencidas, si la honestidad valiente versus el estado de derecho.
Al tiempo.
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FaceBook: Trajes a la Medida, Costura Política.