RICARDO SANHER. Nunca como hasta ahora le investidura presidencial se había visto tan sobajada y vulnerable y lo peor es que por sus actos tan viscerales es el propio Presidente López Obrador quien la ha colocado en esta situación, contraviniendo sus tan cacaraqueados conceptos de no permitir la corrupción venga de donde venga.
Primero fueron sus colaboradores más cercanos, después su prima, sus hermanos y recientemente sus hijos, pero quien lo colocó en una situación aún más expuesta fue si primogénito, José Ramón López Beltrán, efectivamente quien hace tres años no sabía lo que pasaría en su futuro y que a la vuelta de ese tiempo está convertido en un multimillonario dueño de una chocolatera que se beneficia del programa “Sembrando vida” y envuelto en un escándalo junto a su pareja Carolyn Adams, de vivir en Estados Unidos rodeados de lujos y comodidades, contraviniendo el discurso austero de su padre, el Presidente de México, quien no hace mucho sobrevivía con 200 pesos en la cartera, según su dicho.
Se comenzó a tratar de explicar esta situación de riesgo para el Presidente, pero queda en evidencia que nadie, desde la punta del poder hasta la base de éste, sabe o entiende lo que es “control de daños”, porque salió el propietario de la mansión de Houston a decir que él no sabía quién había ocupado la casa en renta y no tiene ningún contacto con nadie del gobierno, eso no se lo cree ni el más ingenuo porque si de algo se está seguro es que en algún momento se conoce la identidad del arrendatario. Después salen los responsables de Baker Hughes a aclarar que el inmueble nunca ha sido propiedad de la empresa, esto nunca se manejó así lo que se mencionó que la casa era propiedad de un alto ejecutivo, que no es lo mismo.
En sus mañaneras toma la palabra su vocera de “Quién es quién…” la cantinflesca Elizabeth García Vilchis quien en su muy particular estilo asentó: “No pudieron demostrar conflicto de interés, pero sí muy poca ética. Predominan las neutras que hablaron del tema. Pero siendo un trabajo para golpear sin mucho fondo, podemos considerarlas como negativas”.
Bien dicen que belleza e inteligencia en muy pocas ocasiones se encuentran, Carolyn Adams, pareja sentimental de Juan Ramón, por conducto de su Instagram reprodujo un twitt de la actriz Blanca Salces: “Cientos, me atrevería a decir miles, de hijos de políticos, funcionarios, líderes sindicales y expresidentes que viven en casas de lujo y encontraron al único que no la obtuvo con recursos públicos. Eso es talento”. Así o más a modo.
Afortunadamente este fin de semana se reventaron las redes sociales en muestras de apoyo a Carlos Loret de Mola y a la libertad de expresión, incluso el #TodosSomosLoret alcanzó el millón de adeptos y esto, efectivamente, provocado por la respuesta visceral del Presidente al reportaje de Carlos Loret y Mexicanos contra la Corrupción, que desnuda los lujos en los que vive su primogénito y de los cuales no se sabe el origen del dinero que paga éstos.
También el Presidente tuvo respuesta por parte de don Rafael Loret de Mola, quien como progenitor de Carlos y hombre de una probada solvencia moral plantó cara a las acusaciones vertidas por el tabasqueño y lo reto a comprobar sus dichos y a que deje de conducirse como una persona vengativa y lo haga como lo que es: el Presidente de un gran país que es México.
Quizá lo que el tabasqueño no se quiere dar cuenta es que con sus ataques no sólo vulnera la seguridad de Loret, sino que expone a los periodistas que salen todos los días a recabar información para los miles de mexicanos y que éstos estén enterados. La ola de violencia se incrementa día tras día contra estos profesionales de la información y quienes sólo tienen un defecto, no comulgar con los pensamientos del Presidente. De ahí a una dictadura sólo hay un paso
¿Todo esto preludia una aparición de videos y reportajes que minen aún más la poca credibilidad que le queda al Presidente? Se piensa que sí.