RICARDO SANHER. No se quiere pecar de pitoniso ni mucho menos parecer ave de mal agüero, pero se piensa que no se le están dando las debidas dimensiones al “trabajo sucio” ni a las declaraciones del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, quien está operando, obvio, por instrucciones del Presidente, la posibilidad de seguir adelante con su idea oscura de militarizar el país pero desde una percepción, a su entender, políticamente correcta, aunque de correcta no tenga nada.
Si no fuera así no se entendería que la declaración la hiciera frente a los legisladores de Hidalgo en el sentido: “Desde luego que un militar puede participar en tareas políticas y puede tener aspiraciones políticas, incluso ser Presidente de la República, pero deberá participar en cuestiones electorales y someterse a las urnas”. Así de claro y así de cínico.
Con está “ideota” del Ejecutivo Federal, toman forma los constantes ataques para desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE), y no podría provenir de otra fuente esta amenaza que de su “brazo ejecutor”, el secretario de Gobernación. Para realizar pronunciar esta palabras, también aprovecho, pero ahora en la ciudad de México, una visita que realizó a la Cámara de Diputados. Se entiende con esto que las cosas en ese sentido van muy en serio, tratándose de la relevancia de los recintos donde realizó estas declaraciones, aunque los representantes del Partido Revolucionario Institucional digan lo contrario.
Recordemos lo que dijo en ese sentido Adán Augusto López: “Vamos, y ese es un compromiso, a intentar recuperar otros temas como la reforma eléctrica; vamos a intentar construir una verdadera reforma electoral. Es un acuerdo político que va más allá de una reforma constitucional; es un acuerdo político que le va a permitir al gobierno del presidente López Obrador a transitar de otra manera y consolidar la gobernabilidad que el país requiere, pero sobre todo que requiere el gobierno del presidente López Obrador en el último tramo de su sexenio”. Así o más claro.
Si el Presidente llega a cristalizar la idea de desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE) y crear su Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, se haría del control total de todas las elecciones que se realizaran en el país y entonces sí se “elegirían a quien el tlatoani tabasqueño designe”. ¿O alguien piensa que con este esquema de verdad se beneficiaría a la democracia? Así de totalitario es su esquema.
Pero la situación se pondría aún más peliaguda si logra doblarles las manos a los representantes de los otros poderes de la Unión para que le den vía libre a su propuesta de que un militar puede ser Presidente de la República, sometiéndose a elecciones, y si él tiene el control absoluto de este mecanismo, pues…
Será que se esté frente a lo que muchos analistas políticos en alguna época llamaron la “dictadura perfecta”, pero más bizarra porque esta tendría como complemento el que por añadidura tenga lo militar, a eso el tabasqueño no le llamaría militarizar al país porque éste sería ungido por la “democracia del tabasqueño”, si por asomo la conoce.
Aún se está en tiempo de retomar el camino correcto para el bien del país, aunque los opositores a este régimen se entretengan más en salvar su propio pellejo como Alejandro Moreno, Rubén Moreira y un largo etcétera.
Esto no tarda en detonarse, ya están a la vuelta de la esquina las elecciones de dos gubernaturas, bastiones del PRI, y si éstas caen retrocederá la democracia varias décadas y entonces se estará ante el filo del abismo si los ciudadanos y los partidos políticos no despiertan y ven todas las atrocidades que quiere cometer el partido en el poder que ha abusado de la confianza de los mexicanos.