RICARDO SANHER. Cada día y situación que pasa el Presidente Andrés Manuel López Obrador da muestras de su poco tacto político e ignorancia de lo que se necesita para ser un digno Presidente de un país como México, nación que en años anteriores tuvo el reconocimiento y un peso específico por su gran trayectoria en política exterior y hoy es el hazmerreír internacional por tener un Primer mandatario permisivo de la corrupción y timorato.
En años pasados en los que México defendió la frase del Presidente Benito Juárez: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, éramos tomados como artífices de los pueblos pacifistas, que es diferente que ser timoratos, donde la posición del país no es claramente visible, como en días pasados lo criticó la embajadora de Ucrania en México, Oksana Dramarétska al “invitar” a la solidaridad a las naciones amigas: “Ucrania rompió relaciones diplomáticas con Rusia. Invitamos a nuestros socios a seguir nuestro ejemplo. Consideramos inaceptable mantener relaciones diplomáticas con el estado agresor, que ataca abiertamente a su vecino sin ningún motivo”.
El primero que debió pronunciarse en contra de esta agresión debió ser el Presidente, haciendo uso de ser la voz de una nación pacifista pero, otra vez, perdió esa gran oportunidad y se la cedió al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón (de extracción priísta), quien con un mensaje sobrio dejó en claro la postura de México ante este acto hostil de Rusia para con su vecino Ucrania.
“Por historia y tradición, por nuestra formación como nación tenemos que rechazar y condenar enérgicamente la invasión de un país como Ucrania de parte de una potencia como Rusia”. Con este mensaje México deja en claro que como nación pacífica lo primero que se debe privilegiar aparte del cese al fuego es un NO rotundo al uso de la fuerza como solución del conflicto, además que se respete la integridad territorial de Ucrania y que se proteja a su población civil.
Lo anterior debió hacer el Primer mandatario de la nación desde el primer minuto en el que se vislumbró este acto hostil, pero le fue de mayor prioridad atender, y digo atender porque solucionar está muy lejos de llevarse a cabo, y está más entretenido en su familia, sus obras faraónicas y atacar periodistas. Esto como Presidente es criticable, pero lo es aún más el actuar de nuestros políticos, quienes mientras se libra una guerra y las consecuencias inflacionarias que ella trae aparejadas, en México se discute sobre la “revocación de mandato”, se busca acotar la libertad de expresión, atacar instituciones creadas para garantizar la democracia y transparencia en México.
Desafortunadamente para el país cuando a la cabeza se tiene a alguien que no está capacitado y aparte no cuenta con la visión necesaria ni la experiencia para afrontar problemas de tanta relevancia como los actuales, se percibe un panorama desolador, tanto como sus programas sociales, de los cuales piensa, como lo hizo en su momento Carlos Salinas de Gortari y su “solidaridad”, que con incluirles la palabra “Bienestar”, serán benéficos para toda esa gente que creyó en su discurso de campaña. Sólo recuerde cómo le fue al que a la postre se le conoció como el “innombrable”.