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RICARDO SANHER
Muchos mexicanos se extrañaron cuando el pasado 8 de septiembre, sin más ni más, el Presidente López Obrador dio a conocer durante su mañanera que el gobierno de Estados Unidos decidió regresar a México la Categoría 1 en seguridad aérea y abundó que este anuncio se ratificaría durante esta semana que está empezando.
También recordemos que el próximo mes de noviembre habrá otra reunión entre el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el Mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, en San Francisco, California, durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), la cual seguramente le metió más presión el tabasqueño, porque aunque no lo quiera reconocer le teme a los expedientes con información comprometedora que el gobierno del vecino del norte tiene de varios integrantes de su familia y muy seguramente por ello accedió a la extradición de Ovidio Guzmán, hijo del tristemente célebre narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Aunque no se quiera ser malpensado y no se desee caer en el juego de las conspiraciones y la especulación, el desarrollo de los acontecimientos que se vivieron durante la semana pasada sólo lleva a pensar que algo muy malo está ocurriendo en la política interior y exterior del país, porque con lo anterior se aprecia que ya Estados Unidos le tiene tomada la medida a México, más específicamente a la familia del Presidente López Obrador, ya que su mala fama ha trascendido todas las fronteras.
Tan es así que, también la semana pasada que decidió salir a visitar países de Sudamérica en un intento por estrechar lazos con naciones de izquierda, se le vio incómodo durante un discurso que pronunció el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, en el cual criticaba duramente la infiltración del narcotráfico en las esferas más altas del poder político y que éste, como se dice coloquialmente, se hizo como que la Virgen le hablaba.
Resumiendo, la extradición de Ovidio Guzmán López, motivada por la inminente reunión de Presidentes de EU y México; la liberación de Emma Coronel con todas sus cuentas, propiedades y su nombre limpios, ya que es marca registrada, suenan más a un intercambio por la reincorporación a la Categoría 1 en seguridad aérea a México, lo que lleva a plantear y preguntarse ¿si aún en la cárcel de alta seguridad la influencia del mandamás del Cártel de Sinaloa sigue siendo tanta que puede presionar al gobierno de México a tal punto que bailen al son que el “señor” toque?