EN LA OPINIÓN DE…

Balazos y no abrazos, a un modelo educativo de excelencia

* “Un pueblo ignorante, es un pueblo fácil de engañar y manipular”: Che Guevara

RICARDO SANHER. “La mafia del poder”, esta frase la ha puesto de moda el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y que en su momento le pegó bastante bien entre sus huestes, porque quienes detentaban el poder eran los que ahora son sus “adversarios políticos”, como también los califica el tabasqueño.

Esta frase tiene muchas variantes, porque ahora que la sigue utilizando el partido político que detenta el poder es el de Morena, que fue creado a su medida para que fuera el instrumento que lo entronizara en la Presidencia de México, cumpliendo así su más caro sueño, aunque ya estando en la silla presidencial demostrara que no tienen la más mínima idea de cómo se dirige un país y menos aún en cómo seleccionar a quienes habrían de asesorarlo en esta encomienda.

De esto se han valido muchos políticos de “larga cola”, que como canto de sirenas se han ganado la confianza del oriundo de Macuspana y se le vendieron tan bien que son los reales operadores de la política interna del país, claro con la complacencia de López Obrador para quien al parecer se le hace más cómodo “trabajar por las mañanas como ‘precandidato’” y por las tardes descansar y dedicar ese tiempo a uno de sus pasatiempos preferidos, jugar béisbol, aunque el país vaya sin rumbo fijo.

Muestra de ello es su pésima y fallida política de “abrazos y no balazos”, tan cuestionada porque según el tabasqueño hay que atacar el problema desde su origen o sea la educación, pero pierde de vista que al frente de la Secretaría de Educación Pública puso a la persona menos preparada para cumplir este encargo, que les recortó demasiado presupuesto en áreas esenciales, que tuvieron que cancelar las escuelas de tiempo completo, que las becas para alumnos de excelencia quedó acotada y no la reciben en tiempo y forma los alumnos que de verdad se las ganaron.

También existe el hecho de cambiar de los libros de textos las “palabra con tintes neoliberales”, como si el lenguaje conociera de ideologías políticas. Todo este embrollo que han armado da más la idea de un adoctrinamiento que de un modelo de educación que ayude a los educandos a adquirir las armas que se necesitan en este mundo tan laboralmente competido.

Entonces surgen las preguntas en cascada, pero la que más cala hondo es: ¿de esta manera el Presidente piensa atacar de raíz el problema de la delincuencia para abatir los altos índices de criminalidad? Si esta es su lógica menos aún se entiende que él mismo reconozca que mientras más mexicanos ignorantes haya, más fortalecido estará su Movimiento de Regeneración Nacional.

De esto queda en claro que todo se acomoda según el gobernante en turno le convenga, pero citemos a una figura de quien a la menor provocación echa mano el tabasqueño, nada más y nada menos que Simón Bolívar, quien dijo: “Un pueblo ignorante es un instrumento de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia”.

Tal pareciera que este libertario está describiendo el ABC del actual gobierno, así de predecibles y retorcidos son los pensamientos de esta llamada 4 Transformación.

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